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La iluminación full led es increíble. Aísla la silueta del coche precedente como si se tratara de un recortable. :: Álex Aguilar
Un avión para el asfalto

Un avión para el asfalto

La estética del Mercedes C43 AMG Estate ya anuncia lo que hay bajo la carrocería

JAVIER GALILEA

Lunes, 8 de enero 2018, 14:22

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Traer un Mercedes de casi 400 CV cuyo precio de tarifa rebasa los 70.000 euros a estas páginas, no resulta muy habitual. Pero es que su relación entre confort, poderío, puesta en escena y practicidad, se salen también de lo habitual.

En un mundo que parece preocupado exclusivamente por cómo reducir las emisiones contaminantes, la existencia de un avión para el asfalto como el C43 AMG, es una bendición. De entrada, porque su estética define a las claras lo que hay debajo de la carrocería. 4,70 metros, apenas uno y medio más que la berlina, pero con prominentes pasos de rueda que abrazan llantas de 21 pulgadas con neumáticos deportivos, y unos discos de freno que ocupan lo mismo que las llantas de un coche corriente. Continúa la fiesta bajo el capó, con seis cilindros en uve que cubican tres litros de cilindrada y dos turbos unido a un cambio de nueve velocidades, capaz de transmitir los 367 CV al suelo a través de las cuatro ruedas, porque todas son motrices. Y finaliza por lo más importante: una conducción extraordinaria en la que conviene perder mucho más tiempo del que habitualmente disponemos para probar un automóvil.

Música de autor

El Mercedes dispone de 367 CV, nueve velocidades y cuatro ruedas motrices

Bien envuelto en una butaca deportiva situada muy baja, forrada de piel vuelta, con aluminio pulido y madera auténtica, el puesto de conducción resulta casi perfecto.

Pulsando el botón de encendido, despierta la caballería en sonora concurrencia. Las cuatro salidas de escape modulan el bramido, pero no lo camuflan en ningún caso: es fácil llamar la atención sin buscarlo. Los modos de conducción seleccionables, ofrecen uno ecológico en el que aporte de par y potencia es más suave al tiempo que los cambios se producen con más anticipación. Lanzado y con suficiente inercia, el testigo de una vela se dibuja en el cuadro (mixto: pantalla TFT y dos grandes relojes), circunstancia en la que el coche se impulsa sin consumo de gasolina. Andando suave, es relativamente fácil rondar los 9 litros de consumo. Increíble si se atiende al peso (1.790 kilos, cargado de gasolina, pero sin pasajeros ni equipaje), a la huella de las ruedas y a la potencia disponible: todo camino, ciencia ficción para vosotros.

Sin contar el programa normal, hay dos superiores deportivos (sport y sport plus) que realmente hacen lucir el apellido AMG, la tracción 4Matic, la suspensión adaptativa y todos los elementos mecánicos, estéticos y de ingeniería que apenas hemos descrito más arriba. La pena es que no haya carretera para ponerlos a prueba. Es una pena reconocerlo, pero La Rioja no es Baviera. Y aun así, el coche es tan agradecido que hace virtud de su uso en modo 100% familiar. El poderío de par y potencia lo hacen segurísimo en incorporaciones a vías principales o cruces de carretera. La frenada es soberbia, igual que el guiado. Y con la suavidad que muestran los programas de conducción, es fácil liarse a hacer kilómetros y kilómetros de autopista y carretera media con la salvaguarda real de un segundo conductor que no falla nunca y que atiende a cualquier despiste. Solo un reproche: la suspensión trasera, parece tener en algunos momentos vida propia. Aploma bien, pero se muestra poco firme en extensión y se nota sin ser un lince que podría existir un equilibrio más logrado.

En resumidas cuentas: 70.000 euros que puede parecer un dineral para un coche, pero que realmente contienen valor suficiente como para justificar su compra. Un coche que se siente bien construido, hecho para durar y con prestaciones y equipamiento para dibujar sonrisas entre todos los pasajeros. ¿Hemos dicho todos?

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