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Las puertas laterales están motorizadas en opción, y pueden abrirse sin manos sólo con pasar el pie por debajo del umbral.. :: L.R.M.
El desafío francés que convence
PEUGEOT

El desafío francés que convence

Peugeot presenta la Traveller, una furgoneta de cuidadas características

JAVIER GALILEA

Domingo, 16 de octubre 2016, 23:50

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Peugeot confirma su presencia en un segmento típicamente copado por los productos alemanes con el Traveller: una furgoneta cuya confección, equipamiento y rodadura están tan cuidadas, que sirve como alternativa a grandes monovolúmenes con orientación familiar, o al transporte de lujo.

Si hay un grupo automovilístico que pueda presumir de una dilatada experiencia en el diseño y la producción de vehículos industriales ligeros, es PSA. Socios a medias junto con Fiat en el consorcio Sevel, de sus dos grandes factorías en Francia e Itali, han salido furgones contados a millones desde su apertura en 1981. De la primera división, dedicada a furgonetas pequeñas, Fiat vendió su participación a Toyota. Y el proyecto resultante que ilustra estas páginas, se comercializa como Citroën Space Tourer, Toyota Proace Verso, y Peugeot Traveller. Un trío con más ambición que ninguno salido de Sevel.

Siendo los tres gemelos casi idénticos, la propuesta de Peugeot permite alcanzar y superar en algunos aspectos, a muchos monovolúmenes de siete plazas en los que hay que sacrificar el maletero, y de furgonetas grandes cuyo precio en las versiones de pasajeros, suele ser estratosférico. Sobre los primeros, aporta dos plazas más (hasta nueve), un espacio interior enorme, consecuencia de una carrocería muy angulosa combinada con tres longitudes a elegir (4,61, 4,96 y 5,31 metros), siempre con suficiente maletero. Y en relación a las icónicas VW Transporter y Mercedes V, este Peugeot tiene al menos el mismo buen aspecto exterior e interior, y un equipamiento de serie o adicional que permite igualarlas. No faltan ya las puertas correderas motorizadas, con comando manos libres pasando el pie por debajo del umbral, apertura independiente de la luna trasera, triple climatizador, butacas independientes con mesita tipo avión, cortinillas integradas para cada luna, techo panorámico y una configuración de siete plazas con mesita interior llamada VIP, en la que apetece viajar sin descansar a toda velocidad por autopista.

En marcha, la calidad de rodadura se homologa a la de cualquier turismo francés: firme y desenvuelto incluso con firme en mal estado, y sólo la inevitable posición tendida del volante y el mayor centro de gravedad en los giros, le delatan como derivado industrial. Bueno, hay un pero más: la posición del pedalier. El embrague se alinea con el centro de la banqueta y obliga a llevar la pierna izquierda en una postura curiosa. Directamente, proponemos hacer de la necesidad virtud, y comprarla con la caja de cambios ETG6 con convertidor de par, 6 velocidades, y funcionamiento rápido y suave.

La oferta mecánica de este vehículo Peugeot, siempre diésel y con la máxima calificación anticontaminante, se articula alrededor de dos motores HDI de 1.6 y 2.0 l., con potencias de 116, 150 y 180 cv. Todos montan catalizador de reducción selectiva y depósito de AdBlue cuyos 22 l. cunden como para no tener que acordarse de él hasta cada cambio de aceite. Y a diferencia de los referentes citados más arriba, cualquiera de ellos es notablemente más silencioso y suave que lo alemán.

Ofrecido en cuatro acabados, Active, Allure, Business y Business VIP, el Traveller se puede comprar desde 25.659 euros con el motor de 116 cv y la carrocería corta. Por 300 euros más se consigue la longitud estándar, y por otros tantos, la larga. Y si quieres la de capricho como en las fotos, por 33.129 euros, es tuya.

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