Pedid fiesta y se os dará

Así es San Mateo: un abanico de actividades (casi) infinito que se despliega desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la madrugada para todos los públicos. Aunque la oferta es heterogénea y los horarios amplios, vivir las fiestas tampoco obliga a seguir a rajatabla el programa ni ceñirse a una sola cita. Las posibilidades se replican por toda la ciudad y en cada rincón, con iniciativas que se consolidan como el videomapping proyectado en la fachada del Ayuntamiento con música del reputado Carlos Núñez. Las charangas marcan el ritmo de una ciudad que se toma un respiro antes de volver a rodar. Como una (dulce) fractura entre el final del verano y el inicio del otoño, San Mateo inyecta la energía necesaria antes de volver a la rutina y las calles se transforman para dar cabida a los símbolos más reconocibles. Desde el clásico vermú hasta las corridas de toros en La Ribera o las barracas, que por muchos años que se instalen en el ferial nunca acaban de sorprender. Ni tampoco generar malestar entre algunos, como ayer lo manifestaron integrantes de Animanaturalis protestando en la explanada de Las Norias por el uso de animales en atracciones.

No hay pretexto para aburrirse. Ni tampoco para sentirse huérfano de algún tipo de entretenimiento en unas fiestas que entran en su ecuador sin bajar el listón de energía y muchos días (con sus tardes y sus noches) aún por disfrutar.