Malabares con una motosierra

No faltó el número del diábolo, con el que realizó difíciles giros de palillos y cuerdas de los que salió con gran habilidad y espectaculares lanzamientos al aire que sobrepasaban la cuarta planta del edificio de la plaza San Bartolomé que tenía a sus espaldas. Conforme los números ganaban en espectacularidad, los aplausos fueron arreciando entre los asistentes que llenaron la plaza y eso que los más sorprendente estaba por llegar: y es que cuando parecía haber concluido el espectáculo, con una motosierra en marcha de más de tres kilos y una pelota de goma y ante la sorpresa de todos, comenzó a hacer malabares como si de naranjas se tratara. Una peligrosa acrobacia que mantuvo a todos en vilo, pero que con la pericia de años dedicados al espectáculo de calle, resolvió con perfecta profesionalidad.