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PABLO GARCÍA MANCHA
Jueves, 29 de septiembre 2016, 00:19
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Diego Urdiales se fue decepcionado con el resultado final de la corrida: «Venía con mucha ilusión porque torear en Logroño siempre tiene algo de especial en mi vida, por muchas cosas, porque es mi casa, porque vienen muchos aficionados a verme y porque siento una responsabilidad grande con esta afición, pero la corrida no me ha ayudado y ha sido complicado estar en el ruedo». El torero riojano llevaba el vestido azul que estrenó en Madrid y que estaba diseñado por su amigo Carmelo Bayo: «Tiene unos bordados alegóricos al mundo del vino de Rioja y por eso quería llevarlo esta tarde (por ayer) en Logroño. Pero eso ahora mismo es una anécdota», matizó el diestro riojano.
Y así analizó a sus tres toros: «Con el primero he podido hacer cosas buenas, aunque como tenía tan pocas fuerzas no me ha quedado más remedio que apretarle muy poco, pero creo que con la mano derecha he logrado muletazos despaciosos; me he sentido con él a pesar de sus pocas fuerzas». El toro hacía una cosa rara al cuadrarlo: «Se tambaleaba como si se fuera a echar, por eso lo he cambiado de terreno y lo he sacado más allá de las rayas. Una pena el pinchazo, porque después la estocada ha sido buena», dijo el riojano. El segundo de Urdiales fue el más ofensivo de cara a pesar de dar el peso más bajo en la báscula: «Tenía buen aire, lo he hecho todo para intentar sacar lo mejor pero ha terminado punteando y viniéndose abajo, con la cara por arriba siempre», decía el torero.
El quinto fue el sobrero de Juan Manuel Criado: «Lo he entendido porque era muy informal y no humillaba, como no consentía que le ligaran, le he dado mucho sitio para aprovechar la inercia del movimiento. Me he visto bien con él pero entiendo que era deslucido porque iba con la cara muy suelta».
El diestro de Arnedo no se fue satisfecho: «A Logroño siempre vengo con la ilusión de que la gente me vea torear, más allá de las orejas, y esa es la rabia que tengo por dentro, que una corrida que había levantado tanta expectación se fuera difuminando tanto».
Brindis a Paniego
El segundo de su lote se lo brindó al cocinero del Echaurren Francis Paniego: «Voy mucho a Ezcaray y tengo la suerte de conocerlo, además he compartido momentos preciosos con él y me asombra la capacidad que tiene en la cocina y en su manera de ser. Me gusta mucho que venga a los toros y se lo tenía que agradecer».
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