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Unas mujeres se interesan por unas piezas de alfarería ayer por la mañana en El Espolón. :: sonia tercero
Feria y mercado como complementos

Feria y mercado como complementos

Cerámica, alfarería y artesanía agroalimentaria vuelven a hacerse un hueco por San Mateo

Javier Campos

Jueves, 22 de septiembre 2016, 09:42

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Logroño. No pueden -o no deberían- faltar, aunque no estaría de más que se les prestase mayor atención y no por parte del público precisamente. La Feria Nacional de Cerámica y Alfarería, en el paseo del Espolón, y el Mercado de Artesanía Agroalimentaria, en la Glorieta del Doctor Zubía, vuelven por San Mateo... Con 'problemillas', pero vuelven. Y es que circunstancias tales como que en la primera únicamente haya una ceramista riojana y que la segunda no aparezca en el programa de mano por ninguna parte no han pasado desapercibidas para nadie.

Pese a ello, entre acto y acto, ¿qué mejor manera para hacer un paréntesis mateo y tomarse un respiro que dándose una vuelta estos días por los expositores que se ubican en dos de los puntos neurálgicos de la fiesta de la Vendimia? Feria Nacional de Cerámica y Alfarería y Mercado de Artesanía Agroalimentaria se han convertido en el mejor 'complemento' festivo y gozan del favor de los logroñeses. Las ventas, como casi siempre tras la llegada de la crisis, son otra cosa.

Ceramistas, alfareros y artesanos vuelven a hacerse un hueco ofreciendo su producto de ayer, de hoy y de siempre. Pero vayamos por partes... 11 horas en El Espolón, la XXXIII Feria Nacional de Cerámica y Alfarería, que este año reúne a un total de 12 alfareros y 9 ceramistas, abre sus casetas. «De las mejores que pueden verse en este tipo de ferias», ponen de manifiesto casi todos de la misma manera que aplauden el en su día cambio de ubicación desde la Glorieta. También lo hace Isabel Fenoll Comes, quien lleva años viniendo desde Matute y en esta edición es la única artesana riojana en el certamen haciendo de la presencia de aquí algo casi testimonial.

Sorprende la ausencia de alfarería de Toño Naharro, de Navarrete, una de las más clásicas y afamadas de La Rioja, lo que ha motivado las críticas y quejas por el proceso de selección. Lejos, en cualquier caso, quedan los tiempos en los que los ceramistas, hoy nueve, casi llegaban a la veintena. Y respecto a los alfareros, más de lo mismo.

«No tiene mucho apoyo institucional, y sirvan como ejemplos que ninguna autoridad viniese a la inauguración o la ausencia total de información o cartelería... Nada indica que estamos en la 33ª edición ni siquiera de qué es la feria», lamenta Fenoll, quien echa de menos que se visibilice el evento y se le dé la importancia que verdaderamente tiene el oficio.

La relevancia de la feria se pone, no obstante, de manifiesto en su último día. Fue ayer, concretamente, momento aprovechado por muchos para adquirir determinada pieza. «Los días previos se mira y se pregunta y se espera al último para llevárselo a casa... Hay que tener en cuenta que hay piezas que uno prefiere no llevarse y estar cargándolas por ahí mientras se está de vinos», explica gráficamente Cristóbal Arance Peña, venido de Bailén (Jaén).

Alfarero de tercera generación, acompañado en esta ocasión de su mujer, lleva exponiendo su producto en Logroño desde hace siete años. «Cuando un artesano solicita poder asistir a una feria es porque le salen las cuentas», añade. Arance, tras una primavera-verano con la casa a cuestas, hará una última parada en Gijón, finalizado sanmateos, para volver a meterse en su taller de cara a la próxima temporada.

«Llevo haciendo ferias desde el 2000, cuando cayeron los encargos de las tiendas... Es un oficio muy duro y más en los tiempos que corren, pero sería un auténtico pecado dejarlo morir y, para que eso no suceda, es fundamental que se incentive y promocione», concluye Cristóbal, quien habla con verdadera pasión de un oficio que en Logroño aún conserva su tirón.

También a las 11 horas, aunque ésta se mantendrá abierta hasta el próximo viernes, se pone en marcha el Mercado de Artesanía Agroalimentaria, que en esta ocasión no aparece reflejado en el programa mateo «suponemos que por un error del Ayuntamiento de Logroño». Al menos así se explican desde la Asociación de Elaboradores de Alimentos Artesanos de La Rioja.

26 expositores con las 'rosquillas' como producto 'estrella'. «Las colas que llegues a ver son por las rosquillas», explica Yolanda, miembro de Artesar. Pero en la Glorieta, concretamente en la esquina del Sagasta que hay entre los 'muros', no sólo hay rosquillas. Aceitunas, mermeladas, vinos, fardelejos, patés... y artesanía de los más variada. «La gente sabe que estamos aquí, junto a las casas regionales, y no hay mayor problema para localizarnos», nos dicen.

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