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ÁFRICA AZCONA
Sábado, 9 de junio 2018, 14:18
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Los 800 kilos de boj, recogidos el lunes pasado por los jardineros municipales en los montes de Nestares han sido necesarios para 'vestir' el arco de San Bernabé, una estructura de 9 metros de alto y 5 de ancho, que estos días acapara todo el protagonismo tras pasar el resto del año 'durmiendo' en el parque municipal de servicios de Pradoviejo.
Originariamente fue de madera, pero hace 50 años, siendo alcalde Víctor Lerma, se decidió construir el actual 'castillete' con sus cuatro arcos y gran cúpula. Visto de cerca desmontado, como aparece en la imagen, permite observar su enorme volumen y la minuciosidad de un trabajo en el que ocho operarios invierten hasta tres días para conseguir el resultado final.
«Lo principal es la coordinación, mientras uno compacta las ramas de boj, otro las va 'cosiendo' con cuerdas». Es laborioso, reconoce Luis Pérez, de Galilea aunque residente en Logroño desde hace 32 años, pero le ponen ganas y «sobre todo cariño» y, poco a poco, la estructura se va recubriendo hasta quedar tapizada. Son conscientes de que este no es un encargo cualquiera. Es uno de los elementos más característicos de las fiestas y el 'arco triunfal' por el que pasarán miles de personas durante los próximos días.
«Al principio hay que tener paciencia, sobre todo con las ramas más pequeñas que se colocan en la cúpula, cuesta avanzar...», detalla. ¿El secreto? que la ramas estén verdes y frescas y no tengan muchos palos para que el 'arco' quede tupido por la multitud de hojas verdes. «Antes estaba protegido, pero ahora es más fácil cogerlo porque está últimamente está inundando los pastizales».
La actual estructura recuerda a los arcos triunfales que se colocaban en las puertas de las ciudades para recibir a las huestes tras las victorias. En ese contexto, según la información facilitada por el Ayuntamiento, el 'arco de San Bernabé sería un monumento en agradecimiento para homenajear al Procurador Mayor, representante de la ciudad y dotado de gran protagonismo en las fiestas.
Era el que daba los banderazos, el que pagaba el banquete que se ofrecía a los regidores y fuerzas vivas de la ciudad. Originariamente fue de madera, recubierto de otro tipo de vegetación por los jardineros municipales.
En 1784 se describe como «un castillete de madera con cuatro arcos».
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