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M.J.LUMBRERAS
LOGROÑO
Miércoles, 13 de junio 2018, 00:53
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Al final, cada cosa acabó en su sitio. Lo último en volver a su lugar, tras la mudanza festiva, fue la imagen de San Bernabé que guarda la Cocina Económica y que es la que estos días ha permanecido en la muralla del Revellín. La cofradía con el nombre del patrón la llevó de regresó a eso de las dos de la tarde, acompañada por los miembros del grupo Contradanza y por el sonido de las gaitas. Antes, aún hubo mañana festiva. Si la jornada se inició con una misa de réquiem por los fallecidos en 1521, continuó con la labor de llevar la imagen de la Virgen de La Esperanza a su casa, en la iglesia de Santiago. No fue sola, sino con otra de las imágenes de San Bernabé que posee la ciudad (que son tres, en total) . Así que, a eso de las doce, Logroño era escenario nuevamente de una procesión, más breve y más íntima, pero no desierta, porque siempre hay quien saca un rato para participar.
En la puerta, la agrupación musical logroñesa interpretó un himno de La Esperanza que suscitó el aplauso de la concurrencia y, tras la entrada al templo, vuelta a La Redonda, esta vez para dejar en su lugar al patrón.
Fuera, en Portales, hacía rato que bullía el guiso de toro -más bien ternera- que prepararon entre las peñas Aster y La Unión. Hasta tres horas y media dedicaron a preparar los cerca de 200 kilos de carne, que sirvieron para repartir en torno a 1.500 raciones con las que rematar el voto de San Bernabé. Salieron buenas. Los cocineros, preocupados por que no se pegara el guisado, pudieron quedarse tranquilos. Y, a juzgar por la gente que se congregó, los había con ganas de terminar bien las fiestas porque la fila sobrepasó durante un buen rato el arco del patrón, a estas alturas más que pelado de ramas de boj. Llegaron también para sumarse al festejo quienes salían de dejar la imagen del patrón en La Redonda: Corporación, músicos, integrantes de cofradías varias (San Bernabé y La Esperanza)... Y allí se aplicó todo el mundo a probar la ternera y su salsita. Que incluso se habían montado mesas para degustar más cómodamente.
De ahí, la Corporación volvió al Consistorio, mientras que a los cofrades de San Bernabé aún les quedaba una última tarea, la de trasladar la imagen a la Cocina, y a ello se aprestaron.
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