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Pilar Hidalgo
Viernes, 9 de junio 2017, 00:12
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Justo a la misma hora en que los campamentos de los militares franceses y de las milicias logroñesas tenían previsto iniciar las recreaciones de los actos acaecidos en 1521, las nubes plomizas que se posaron en el cielo de Logroño quisieron que los primeros compases de las fiestas de San Bernabé los marcaran el sonido de los truenos. Pese a ello y a varios aguaceros intermitentes, el Casco Antiguo se engalanó con sus mejores galas para retroceder al siglo XVI y festejar durante cinco días el orgullo de ser logroñés.
Así lo pusieron de manifiesto los niños de las ludotecas municipales, a los que correspondió el honor de pronunciar el pregón de San Bernabé. Y así se podía sentir en diversas calles que albergaban el mercado renacentista, y por el que logroñeses y visitantes pasearon en busca de viandas y artesanías. Luego, las terrazas de Portales, a cubierto gracias a los soportales, fueron el mejor refugio para brindar por los primeros momentos de estas fiestas. Otros optaron por ir al ferial de Las Norias, que abrió ayer.
La Cofradía de San Bernabé inició los festejos con la entrega de la medalla de cofrade de honor al Club Rotario de Logroño y la de cofrade colaborador a Carlos Miguel Sáenz. También concedió los galardones del certamen de microrrelatos, que ganó Inmaculada Aldonza Vivanco, y del concurso infantil de dibujo y pintura, en el que sobresalió Berta Pérez.
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