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Domingo, 20 de agosto 2017, 19:35
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Era más que un horno de pan al uso, incluso más que el obrador que durante décadas ha sido la referencia del comercio de toda la vida en el corazón del Casco Antiguo. La panadería Primi, la última tienda que quedaba abierta en Marqués de San Nicolás, ha cerrado por sorpresa dejando sin negocios distintos a bares y hoteles a la popularmente conocida como calle Mayor por logroñeses y visitantes.
Desde hace algunas semanas, y en plenas vacaciones de verano, un cartel de ‘cerrado’ en el cristal del escaparate, un par de grafitis en la puerta y las persianas bajadas es lo que se encuentra el paseante al poner su vista en el 114-116 de la Mayor, a escasos metros del local que durante años ocupase el zapatero Marcos y que dejó libre para trasladarse a Murrieta el pasado mes de mayo.
«Primero fue Marcos y ahora la Primi», sentencia un vecino del barrio, cliente habitual, quien tras varios años viviendo en la zona cuenta que se veía venir. «Vamos, que nos hemos quedado sin tiendas entre tanto local de copas; aunque para ser justos también hay que decir que cada vez son menos», añade tras el cierre del ‘último superviviente’ como se conocía a la panadería tras la marcha del zapatero.
Apenas cuatro meses son los que ha durado la sociedad de dos jóvenes que entre finales de marzo y principios de abril cogieron las riendas del negocio. Cuatro meses en los que la histórica vía ha seguido perdiendo algunas de sus principales referencias del Logroño de hace décadas.
Diario LA RIOJA trató ayer sin éxito de conocer los planes de la propiedad del obrador, si bien la realidad es que a día de hoy el local está cerrado y la calle sin tiendas. Lejos quedan los años en los que en Marqués de San Nicolás había pollería, zapatería, estanco, tienda de comestibles, de muebles, carbonería y peluquería...
«No deja de ser una mala noticia no sólo para la calle en sí, sino para el conjunto del Casco Antiguo. Mala, muy mala», concluía un vecino conocedor del caso.
«El Casco Antiguo, digan lo que digan, cada vez va estando más vacío y hay veces que por la calle no ves a nadie», sentenciaba Marcos, el zapatero, durante su despedida, y apenas cuatro meses después el tiempo parece seguir dándole la razón.
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