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En ‘Paracuellos’, Pablo Barquín, junto al local Muro del Carmen 2, referente en la venta de prensa desde 1939. Juan Marín
Goteo de cierres de negocios tradicionales en Logroño

Goteo de cierres de negocios tradicionales en Logroño

Comercios de referencia en la ciudad anuncian que echarán la persiana en los próximos días | Rodilén, Carrillo, Paracuellos o Adrián Textiles se suman a una larga lista de tiendas históricas que dejan su actividad

África Azcona

Logroño

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Martes, 12 de diciembre 2017, 08:04

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Tiendas históricas de Logroño han colgado estos días el cartel de traspaso o cierre. Son nombres de referencia del comercio logroñés que se despiden para siempre y que no hacen sino engrosar una larga nómina de locales tradicionales de la ciudad que, como un goteo, han ido de desapareciendo en los últimos años con lo que supone de pérdida de identidad para una ciudad, que ha sido referente comercial dentro y fuera de la comunidad.

Entre los ejemplos que se puede ver si se da una vuelta por el centro está el popular Paracuelloss, referente en la venta de prensa y revistas desde 1933, con la apertura del negocio a cargo de la familia Paracuellos. Los fundadores pasaron el testigo en 1972 a Pedro Uruñuela y éste, a su vez, en 1984, a su yerno Pablo Barquín, que la ha llevado hasta la actualidad o, lo que es lo mismo, hasta su jubilación.

El negocio ha sobrevivido la guerra (empezó como imprenta en 1933), la dictadura... y desde entonces los miles de periódicos que han pasado por su mostrador han dado puntual cuenta de los momentos clave de la historia española. Recuerda en especial el día la muerte de Franco o el ascenso del Logroñés a Primera, «han sido seguramente las noticias con mayor repercusión», señala Pablo Barquín, a quien de momento le está costando encontrar relevo en la tienda de Muro del Carmen.

«Se pasan, pero no vuelven. Los bancos no financian y no hay disponibilidad de dinero. Yo pido un plus, porque tengo clientela fija de años y considero que esto hay que tenerlo en cuenta y, por otro lado, lo que ocurre es que hay que abrir todos los días del año y esto les echa para atrás», señala.

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    Joyería Carrillo

    Juan Marín

    Vicen Fernández, en el local de avenida de Portugal, 1. La firma se fundó hace casi 60 años.

Joyería Carrillo, otro clásico del comercio de Logroño, también ha llegado a su última etapa. O al menos el 50% por ciento del negocio, ya que de los hermanos Fernández, Paco sigue con una moderna óptica en el local que ocupó en avenida de Portugal Librería Quevedo. Vicen, sin embargo, anuncia estos días el cierre por jubilación de la tienda a donde llegaron ambos hace 35 años procedentes de la calle Mayor, donde su padre, el relojero Tomás Fernández Carrillo, inició el negocio familiar hace 60 años.

«Mis sobrinos no se han dedicado al comercio, uno de ellos está en Jordania. Me voy porque considero que he cerrado un ciclo, pero que conste que he sido muy feliz. Hemos vivido años dorados, sobre todo cuando la mujer empezó a acceder al mundo del trabajo. Entre las jóvenes era costumbre regalar una cadena con una medalla a las madres», recuerda. Ella también asiste apenada a la sangría que está experimentando el comercio local. «Es que el de Logroño ha sido un comercio de calidad, con talleres propios y grandes especialistas, cada uno en los suyo».

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    Adrián textiles

    Juan Marín

    El local más antiguo de Jorge Vigón (confección de caballero), dice adiós después de 47 años de actividad.

Hasta tres comercios afrontan sus últimos días en Jorge Vigón. Esta calle es el triste testimonio de la situación que atraviesa el comercio tradicional. Hace un año cerró Juguetería Magal y tan solo hace unas semanas lo hizo Bolsos Anaco. Pronto le seguirán el camino otras tres veteranas.

La más antigua, Adrián Textiles, (fue fundada por Adrián Pérez y Olga en 1970), liquida estos días sus últimas existencias a sus clientes de toda vida, sorprendidos por la noticia pese a que Olga ha alargado la actividad hasta los 72 años. «Se habla de Maristas, pero para mí fue peor el cierre del San Millán. De repente la gente dejó de pasar por esta calle y eso que llegó a ser una de las de mayor actividad comercial», señala Olga, viuda desde 1978.

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    ‘Tintorería Jorge Vigón, 24’

    Juan Marín

    Carmen Ibarrola, junto al local donde empezó con 18 años

«Logroño ha vivido mucho de la provincia. Aquí venían, aparcaban sin problemas y pasaban el día. Ahora, en lugar de entrar, se quedan en las grandes superficies. Entiendo que los tiempos cambian, pero también es cierto que a la edad que tenemos a muchos comerciantes no nos pueden pedir que nos pongamos al día en el mundo digital»....

Desapareció el San Millán, pero también la ONCE cerró la persiana para abrirla en Siete Infantes, luego le tocó el turno a la Peluquería Dania... Y ahí siguen los locales vacíos, como constata Carmen Ibarrola, de 63 años, en relación a la situación de una calle que llegó a ser referente comercial y ahora . También ella anuncia el cierre por jubilación, pese a que no puede resistirse a atender los últimos compromisos de los clientes, algunos desde que era una chiquilla.

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    Rodilén

    Juan Marín

    La tienda de iluminación de Avda. de la Paz, 42 anuncia su despedida. En la foto, María Eugenia, su última dependienta.

«Entré como empleada con 18 años, y tras varios cambios de propiedad, adquirí el negocio con 30 años. «Han sido años de trabajo y es el momento de cambiar la vida». Está arrendada y no sabe qué decisión tomará el dueño en el futuro. Estos días también se despide Rodilén, especializado en iluminación, vajillas, cristalerías..., un negocio familiar, con taller donde fabricaban las piezas, que fundó en 1996 en San Agustín y que llegó a tener cuatro tiendas abiertas.

Los 70 años del propietario fundador, Roberto Pérez, y el final del contrato en el local de avenida de La Paz han llevado a tomar la decisión. «No hay continuidad, pero sigo guardando la marca, nunca se sabe»... señala este emprendedor entusiasta, curtido desde muy joven en la venta ambulante. «En realidad empezamos vendiendo colchones de espuma a los pesqueros de Ondarra, pero lo nuestro fue el bazar ...», relata en referencia a unos inicios con tintes apasionantes, como cada una de las historias que preceden a un cierre.

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