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Imagen habitual en la Glorieta. :: J. rodríguez
La Glorieta, «paraíso desaprovechado»

La Glorieta, «paraíso desaprovechado»

Sin el Instituto Sagasta y con más indigentes, la plaza del Doctor Zubía agoniza | La situación de este céntrico espacio no es nueva, pero comerciantes y vecinos temen que termine por convertirse en algo endémico

A. AZCONA

LOGROÑO.

Lunes, 25 de junio 2018, 15:02

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Hubo un tiempo en el que la Glorieta del Doctor Zubía se llenaba de mujeres y niños paseando y venía hasta Gorgorito... Rafael Álvarez, de la librería El Revellín, echa la mirada atrás rememorando la plaza de hace tres décadas y lo que ve es un bucólico parque lleno de vida, donde era habitual ir a pasear o tomar algo en el kiosko de entonces. Lo recuerda mientras señala desde la entrada de su comercio, que acumula años de presencia en la Glorieta, este espacio céntrico de la ciudad, a la vuelta de El Espolón, que no atraviesa su mejor momento. «Es un paraíso desaprovechado, una maravilla en el centro de Logroño desaprovechada», dice e insiste resumiendo «el sentir al cien por cien» de vecinos y comerciantes: «No es normal que en una zona arbolada como esta no haya ni una madre, ni nadie paseando... Y ahora, sin el Sagasta, tampoco se ven chavales». La presencia de indigentes o 'sin techo' ha ido tomando el relevo. No es algo nuevo, pero ven que va camino de convertirse en algo endémico, y ello pese al anuncio del Ayuntamiento de llevar a cabo una reforma urbanística acompasada con la del Sagasta. «De momento, lo que vemos es orinar en sus paredes». Estos días que arrecia el calor «se pueden juntar por la tarde hasta 40 y ocupan todos los bancos».

El dueño de Cafetería Pesos ha cogido la costumbre de contarlos mientras instala la terraza en la esquina donde está el kiosco de prensa. Es la única, pero cuesta que se sienten. «La gente es reacia. Si te vienen todo el rato a pedir, pues es normal...». Tras dos años al frente de su negocio en Juan XXIII, no entiende cómo una zona tan importante y céntrica lleva tantos años en esta situación. Él apuesta por la vía social para atender a los indigentes, aunque «en esos sitios tienen horarios y aquí gozan de total libertad». En varias ocasiones ha tenido que avisar a la Policía para atajar peleas entre ellos. «Y hasta cuatro veces hemos tenido que llamar a la ambulancia, en una de las ocasiones uno se pegó una hostia del 37..., pero, bueno, a los dos días, vuelven a las andadas...», señala sin dejar de lamentar el deterioro rápido que experimentan las personas sin hogar.

Como él, la mayoría apuesta por terminar con una cuestión que es, fundamentalmente, de imagen y de incomodidad, ya que no hay inseguridad ni robos. «No es agradable tener todos los días a la gente sentada y bebiendo, aunque no se meten con nadie». «Nunca hemos tenido un problema», esgrime la dependienta de un comercio de textil. «El otro día le di a uno mi bocadillo y lo agradeció mucho, y otra vez se me cayó algo y entraron a entregármelo», consciente, sin embargo, de que la situación debe cambiar: «Que les pongan baños o algo...».

«Ponemos la terraza todos los días, pero no se sienta casi nadie», dicen en la Cafetería Pesos

«Yo no tengo miedo, pero, cuando entran, les doy un euro para quedarme tranquila...», añade otra dependienta, que llama la atención sobre «la situación inaguantable» de los contenedores. «Orinan entre ellos y más». La insalubridad es uno de los problemas, pese a que los servicios municipales «funcionan». «En cuanto les llamas, vienen».

«Cualquier tarde recogemos hasta 40 'donsimones' y entre 20 y 30 botellas», relata un empleado de Logroño Limpio. «Este es uno de los principales puntos negros de la ciudad, aquí hay que venir con agua a presión y desinfectantes, aunque, por lo menos aquí nos dejan limpiar, en otros sitios, como en la Alhóndiga, tenemos que llamar a la policía...».

«Una plaza para los de aquí»

«Tradicionalmente, El Espolón era para la gente de fuera, y La Glorieta para los de aquí», rememora Fernando Bóveda, vecino de Duquesa de la Victoria, que se refiere al céntrico parque como un lugar recoleto, que tuvo su propio kiosco y era el punto de encuentro vecinal de este lado de la ciudad. «Yo no creo que sea un espacio degradado, la Glorieta está preciosa, pero sí es cierto que por determinados lados puede quitar las ganas de pasear y sobre todo gente mayor no se atreve a entrar y la bordea», señala confiado con la reforma anunciada por el Consistorio.

Entre las que prefiere dar un rodeo está la dueña, desde hace siete años, del café situado en Duquesa de la Victoria en la trasera del instituto. Ella lo tiene claro: «Aquí entran constantemente, que si a pedir, que si al baño..., pero les corto enseguida, yo tengo que defender mi negocio».

En este lado del Sagasta, el PSOE planteó en su día la peatonalización de este tramo, de modo que se pudiera unir la Glorieta con la zona de las Cien Tiendas, junto a la creación en la misma Glorieta de un kiosco como el del parque del Carmen, «pero esto está ahora muerto», señalan. Desde el Ayuntamiento, recuerdan el convenio con el Gobierno riojano, de diciembre del 2017, para acompasar la ejecución del Sagasta con la reurbanización de todo el entorno. Entre los efectos visibles, señalan un cambio en el mobiliario y el mantenimiento de los jardines. Uno de los elementos importantes que citan es la iluminación, tanto del Sagasta como del alumbrado público.

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