GENTE QUE HACE COSAS

De ahí que esté alucinando. Primero, por su golpe de mano parlamentario, que ha conseguido lo que a mí ya me parecía imposible: que la corrupción acabara costando la caída de un gobierno español.

Y segundo, porque de repente se ha puesto a hacer ministros y ha logrado dejarme literalmente con la boca abierta. Porque el tipo va y consigue convencer para que se suba a su tren a un buen montón de gente de ésa que hace cosas. O sea, no expertos en escalar por las paredes de un partido político (alguno hay, vale) sino, en una buena proporción, gente que tiene un carrerón personal y que lo arriesga para irse a hacer cosas por su país.

Ningún currículum es garantía de buena política, cierto, pero por ahora prefiero un gobierno hecho de gente con prestigio que perder a uno en el que sólo vea el pago a favores dentro del partido.

Quizá haya hecho falta para, al fin, alguien como Pedro Sánchez. Un tipo al que el aparato de su partido hizo todo lo posible por tirar por la ventana hasta que lo consiguió, que resucitó al tercer día contra ese mismo aparato, y que por tanto llega al poder sin que (casi) nadie le pueda decir «qué hay de lo mío».

Que tanto nombre conocido en un gobierno tiene su punto de mediático, pues sí. Pero a mí por ahora me deja con la sensación expectante de «a ver qué hacen». Hasta me parece bien ver a un periodista en Cultura. Qué coño.