50.000 euros para quitar 200.000 chicles

El concejal de Medio Ambiente, Jesús Ruiz Tutor, ha presentado la campaña anual de sensibilización '¡Me he quedado pegao!' que busca concienciar de que los chicles se tiren a la papelera. «Si comprar un chicle cuesta 5 céntimos, para limpiar cada uno hacen falta 35 céntimos», indicó. En total, al año, se emplean más de 50.000 euros.

Ruiz Tutor ha explicado que desde el año 2011 se desarrollan campañas de este tipo en la ciudad para «sensibilizar a los logroñeses, especialmente a los jóvenes, y promover comportamientos sociales tan sencillos como envolver un chicle en un papel y tirarlo a la papelera y no generar un gasto superfluo». Ruiz Tutor ha lamentado que, en Logroño, cada día se tienen que limpiar «unos 700 chicles pegados en suelo», lo que supone «llenar un campo de futbol al año en equivalente a la superficie de chicles que limpiamos».

De forma habitual, los medios humanos y materiales que participan en la limpieza de los chicles arrojados al suelo son un operario, en horario de mañana, y un vehículo dotado con un motor insonorizado y un productor de vapor moderno, de menor consumo energético, ha informado. También ha indicado que el rendimiento de la máquina especializada es de unas dos o tres unidades de chile por minuto, y se lleva a cabo con «vapor de agua caliente para no dañar el suelo».

Así, para concienciar a los logroñeses de la importancia de «no desechar irresponsablemente chicles a la vía pública», este mes de ha iniciado la campaña informativa '¡Me he quedado pegao! Ten limpia tu ciudad... de chicles'.

Durante estas semanas se han distribuido carteles con el eslogan de la campaña y «una imagen impactante que muestra el rostro de un joven que se ha pegado a un cristal», que irán rotando por los espacios expositivos con los que cuenta el Ayuntamiento en diferentes puntos de la ciudad. Además, las educadoras ambientales concienciarán a los ciudadanos en «puntos concretos que se encuentran especialmente afectados por esta mala costumbre», como el Espolón, las Cien Tiendas o las proximidades de las tiendas de chucherías o heladerías aunque «es un problema que atañe a, prácticamente, toda la ciudad».

Ante todo, ha incidido en que «la mejor solución de la limpieza es no manchar», ya que es «un problema porque lamentablemente las zonas afectadas vuelven a estar igual que como estaban antes de la limpieza en menos de seis meses», junto al deterioro que suponen los chicles en el suelo para la imagen de la ciudad.

Ha detallado que la Ordenanza de Limpieza recoge sanciones leves, de 12 a 300 euros, para los que tiren chicles, aunque «es muy difícil pillar a alguien en el momento de hacerlo».

Cada español consume una media de 3 kilos de este producto y de caramelos masticables al año, que si no se retiran, «tardan en degradarse no menos de cinco años, con el consiguiente perjuicio para el medio ambiente, ya que acumulan, según estudios científicos, unos 50.000 gérmenes», ha explicado Ruiz Tutor.

Se trata por tanto de «un foco de infección, no sólo para los ciudadanos sino también para los animales que pasean por la calle»; por lo que todo ello «tiene que hacernos pensar que tirar un chile al suelo está tan mal como no recoger las heces de nuestras mascotas», ha concluido.