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Que 120 años  no son nada...

Que 120 años no son nada...

La cuarta generación de Dulín se jubila y traspasa su histórica sombrerería a otra tienda-taller centenaria valenciana

Javier Campos

Viernes, 10 de febrero 2017, 15:21

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Desde que Pablo decidiese abrir su propio negocio de sombreros hasta que Mari Ángeles y Maribel, sus bisnietas, han decido 'descubrirse' diciendo a su clientela más cercana que lo dejan han pasado 120 años. Cuatro generaciones presentes en tres siglos que han convertido a tan histórica sombrerería familiar en todo un icono no ya sólo de la calle Portales sino de la ciudad de Logroño. Y lo que le queda...

Sombrerería Dulín se traspasa por jubilación y, desde el próximo 1 de marzo, será otra centenaria tienda- taller de Valencia -hoy fábrica-almacén-, Sombreros Albero, quien la mantenga abierta y siga cumpliendo años. El acuerdo, en palabras de sus propietarios, no fue difícil pues otro sombrerero de toda la vida, enamorado del establecimiento logroñés, ya había mostrado su interés llegado el momento.

Maribel, al igual que Miguel Ángel Chávarri, que trabaja con los Dulín desde los 14 años, entiende que ese momento, cumplidos los 65, ha llegado. Que las cosas han cambiado lo deja claro que ayer mismo operarios de telefonía se afanaban por dotar al local de conexión a Internet. «Nunca hemos necesitado ordenador, siempre lo hemos tenido todo en la cabeza», bromean.

No en vano, esa será la única modificación en una tienda que se mantiene intacta desde que entre 1910 y 1912 Quintín Bello proyectase el edificio y apostase por su modernista decoración. «Todo se quedará igual pues han sido más de 100 años de mimos y cuidados desde mi bisabuelo Pablo a mi abuelo David y a mi padre Armando... Todo es original y se puede ver», presume Maribel, orgullosa de haber continuado en su día con la tradición familiar de la confección y venta de sombreros y gorras. No en vano, quienes continuarán con el negocio tampoco son unos recién llegados pues Albero abrió como sombrerería en Valencia en 1820.

76 años después, y a más de 500 kilómetros de distancia, Pablo Dulín, maestro sombrerero de procedencia francesa, se convertía en el sucesor de Piquer, donde era dependiente, dando comienzo a toda una saga. Así se anunciaba por aquel entonces en las páginas de Diario LA RIOJA asociando desde entonces el apellido Dulín a las «personas de buen gusto y elegancia».

Siempre en la calle Portales, aunque en un espacio anexo al actual, que a consecuencia de un incendio les obliga a hacer borrón y cuenta nueva contando con los servicios de Quintín Bello reabriendo en la actual ubicación -hoy 55, 38 en su día según figura en el más fotografiado de los escaparates logroñeses-. Desde entonces, han cambiado las modas, pero no el establecimiento que conserva desde la baldosa original de entrada que da la bienvenida a una tienda 'para quitarse el sombrero' al último estante de la trastienda, otra joya generalmente oculta a ojos de clientes y turistas.

Herramientas, hormas y máquinas artesanales de sus primeros años han resistido el paso del tiempo como ellos resistieron el 'sinsombrerismo' surgido tras la Guerra Civil. «Casi todo centenario pues es la tienda más antigua de Logroño abierta al público», presumen de nuevo. «Y ayudaremos en lo que sea para que lo siga siendo».

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