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¿Lo nuevo era esto?

"Si el adiós de Quijano rozó en algún momento el surrealismo los avatares del caso Alonso ingresan directamente en la literatura de ficción..."

Jorge Alacid

Miércoles, 4 de mayo 2016, 10:01

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Desde el primer minuto hasta el tiempo añadido, las distintas versiones que Ciudadanos ha ido ofreciendo sobre sus anomalías contables (ejem) han pecado del mismo defecto: falta de transparencia, incapacidad de ofrecer un relato único, incomodidad creciente de sus líderes cuando ofrecen explicaciones, que suenan más bien a excusas. Así ocurrió con el caso Quijano, cuya salida del Ayuntamiento de Logroño en medio de un barullo de coartadas insostenibles evidenciaba no sólo un alarmante grado de amateurismo en la gestión, hasta cierto punto comprensible en un partido cuyos candidatos se eligieron con tantas prisas como escasa puntería, sino la constatación de que la nueva política incurre, ay, en los mismos males que había venido a combatir.

Pero si el adiós de Quijano rozó en algún momento el surrealismo, con un proceso de relevo por etapas que pareció raro (muy raro), los avatares del caso Alonso ingresan directamente en la literatura de ficción. Ficción marciana. Cada novedad que se va conociendo (por cierto, entre la opacidad de sus dirigentes) mejora lo anterior. Las grabaciones desveladas ahora por la web nuevecuatro.uno, que desvelan que las anomalías contables (de nuevo otro ejem), lejos de ser una práctica más o menos chapucera limitada al ámbito administrativo, parecen formar parte de una estrategia medida y calculada en cada paso, dibujan un preocupante escenario, tan sombrío como la noticia publicada hoy por Diario LA RIOJA que prueba lo que ahora sólo se sospechaba: la íntima conexión entre los problemas de Quijano y los líos de Alonso.

En medio de este sainete, impropio de unos representantes públicos que habían venido a ventilar la política del feo aspecto que presentaba, Ciudadanos escribió otro peculiar capítulo saldado saldado también con un adiós: el de su coordinador regional Federico Pérez, víctima de su propia medicina. Víctima del exceso de celo en la búsqueda de culpables que distingue a su formación. En otras palabras: cuando todo es pecado, casi nada lo es. Y cuando el umbral de las presuntas corruptelas o irregularidades se sitúa tan bajo, suele suceder que esa táctica acabe por salpicar a sus promotores, quienes todavía están a tiempo de idear una salida cabal al follón en que están metidos. La única salida, la de siempre: decir la verdad. Pero toda la verdad y nada más que la verdad.

También existe otra solución: recibir esta tarde a Fran Hervías, su particular señor Lobo, con los mismos titubeos, balbuceos y medias verdades que los jefes de Ciudadanos en La Rioja han dispensado hasta ahora a la opinión pública. A ver si tienen suerte explicando a Hervías que la nueva política era esto.

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