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La calle Sagasta de Logroño hacia 1902. :: HIJOS DE ALESÓN
El antepasado del reloj de Bergerón

El antepasado del reloj de Bergerón

MARCELINO IZQUIERDO VOZMEDIANO

Domingo, 14 de febrero 2016, 01:16

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Si bien Portales ha sido durante siglos la vía con mayor vocación comercial de la ciudad -de ahí su antiguo nombre de calle del Mercado-, la calle Sagasta se postuló como alternativa en la segunda parte del siglo XIX. El derribo de las murallas que aherrojaban la capital riojana (1861) y la construcción del Puente de Hierro (1882) hicieron posible una comunicación directa entre la orilla norte del Ebro con la estación del ferrocarril, inaugurada en 1863 en la actual Gran Vía.

Dedicada años más tarde al político torrecillano Práxedes Mateo Sagasta, la antigua calle de los Abades pronto adquirió gran protagonismo por su estratégica situación, que comunicaba el norte y el sur de un casco urbano concebido hasta entonces en el sentido este-oeste. Al Mercado de la Verdura (Mercado de San Blas), enseguida se le unieron comercios y negocios de todo tipo: textiles, seguros, ultramarinos, perfumerías, grandes almacenes (Garrigosa), corseterías, practicantes, sastrerías, comestibles, camiserías, peluquerías, médicos, golmajerías, abogados, modistas, sederías, máquinas de coser... y hasta imprentas, pues Diario LA RIOJA instaló allí su segunda sede en 1890.

La Plaza de la Verdura

En la imagen que hoy llega a 'La retina de la memoria' puede contemplarse la calle Sagasta hacia el año 1902, a través de una postal editada por Hauser y Menet por encargo de la imprenta y librería Hijos de Alesón.

Tomada la fotografía desde la esquina de Sagasta con Portales-Mercado, con el Espolón al fondo, en la acera derecha despunta un edificio bajo con tejadillo, que corresponde al mercado de la Plaza de la Verdura -que sería derruida décadas más tarde para levantar el Mercado de San Blas (1927)- y donde se vendían los mejores productos de la huerta logroñesa.

Al fondo, la conocida como casa del reloj de Bergerón -derribada el pasado verano deprisa y corriendo, y sin que nada se sepa de su rehabilitación ni futuro-, obra del arquitecto Francisco de Luis y Tomás en 1877. Pese a que el famoso reloj fue fabricado en el siglo XIX por Lucas Bergerón, quien falleció en 1894, no sería colocado en la esquina de Sagasta con Bretón de los Herreros hasta el 21 de junio de 1902.

Si cruzamos con la vista a la acera izquierda de la fotografía, a la altura del paseo Príncipe de Vergara, observaremos en la esquina el viejo Seminario, desaparecido en 1934, que llegaba hasta la actual calle Hermano Moroy. En el siguiente chaflán sobresale un reloj instalado décadas antes que el de Bergerón en la relojería de Ángel Barruso. De hecho, según las guías comerciales de Logroño que se publicaron a caballo de los dos siglos, como la 'Guía Chapel-Andri', la ciudad contaba con varias relojerías: Barruso (Sagasta, 6), Lucas Bergerón y sucesivos propietarios (Sagasta, 1), Narciso C. Ucar (Marqués de San Nicolás, 155), Felipe Pérez (Mercado, 35) y Antonio Cadarso (Mercado, 112).

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