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Del aula al Ayuntamiento

Del aula al Ayuntamiento

Julián San Martín fue profesor de Economía de Gonzalo Peña

Miguel Martínez Nafarrate

Domingo, 28 de junio 2015, 01:17

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Vuelta a Marianistas. Aula 2º A. Exhiben talante y orden a la hora de hablar. Nadie atropella a nadie. Las ideas fluyen de un lado para otro de manera estructurada. Lo primero es escuchar y ambos hacen gala de esta conducta casi en desuso. Rezuman ganas de hacer cosas por Logroño. Llegan al Ayuntamiento con alto octanaje moral.

Julián San Martín (Ciudadanos) y Gonzalo Peña (Cambia Logroño) están alejados en lo ideológico pero a veces parece que dijeran lo mismo. El segundo fue alumno del primero en Marianistas. Se saludan con cariño y aceptan la charla con esta excusa. Marejada de fondo en sus comentarios. Por poner alguna similitud más entre ambos es que ambos conocen a la misma charcutera, la misma que anima a su clientela a votar a ambos. La excusa es volver a un escenario conocido por ambos antes de llegar a donde han llegado por vías diferentes. Marianistas. La anécdota. La educación. En el fondo saben que acabaremos hablando de trenes, bicis e institutos. Demasiado tentador.

¿Cómo les fue en aquellas clases?

Julián: Llevo aquí 15 años y Gonzalo fue un alumno más, aunque alguna vez saliera al pasillo. Debo decir que estoy encantado en Marianistas, donde nunca he tenido una traba.

Gonzalo: A este colegio le debo mucho de cómo soy y luego a la Complutense, donde descubres otras maneras de pensar, como este debate, que también permitirá descubrirnos de una manera diferente a cómo se nos ve. Y sí, alguna que otra vez fui al pasillo. Me gustaría reivindicar mayor debate en los estudios.

Julián: Enseñar es motivar y provocar. No sólo exponer conocimientos sino hablar con los alumnos, conocerlos, la política no es algo tan personal.

Gonzalo: Difiero. Sí lo es. Hay que ir al fondo de las cosas y abandonar gestos como el 'y tú más'. Hay diferencias ideológicas entre nosotros, pero esa es la riqueza.

Julián: En Primero sí que hay debate, pero en un Segundo de Bachillerato es imposible. La PAU lo condiciona todo y me parece vergonzoso. La Selectividad es el 'coco' desde hace muchos años y los profesores nos vemos arrastrados a preparar a los chicos para un examen.

Gonzalo: Seguro que hay alumnos que te dicen 'prepárame para esta prueba y ya está', pero buena parte del alumnado quiere profundizar en los conocimientos. Hay que replantear la educación. Se olvida un poco la capacidad creativa.

Julián: Hay que preguntarse el porqué de las cosas y las decisiones no acatarlas sin más. En mi departamento no asumo las cosas sin más ni más y siempre pregunto por qué.

Gonzalo: Hay que generar debate. Se olvida un poco cómo se evalúa la vocación.

¿Hablamos de La LOMCE?

Julián: Es una ley orgánica de obligado cumplimiento, ¿cómo puede decir un gobierno autonómico como el aragonés que no la va a aplicar? ¿Mis gobernantes no acatan las leyes? ¿Esto cómo es?

Gonzalo: ¿Cómo puede ser que el Máster de Comunicación Política que hice en la Complutense me costara 1.700 euros y al año siguiente, 3.200? Es una estafa económica y una criba social que limita el número de estudiantes al nivel económico.

Julián: No puede ser que una ley de educación se cambie cada cuatro años. Deben durar en el tiempo. Se debería firmar un gran pacto entre todas las partes para que tuvieran vigencia. En otros países la responsabilidad educativa está en manos de los ayuntamientos. Estamos matando el sistema educativo.

Gonzalo: No puede aplicarse el rodillo a todo y de manera sistemática. Hay que apoyarse en la transparencia como elemento democratizador. A nadie del sistema educativo se le ha consultado para hacer cambios.

Ya puestos, ¿el Sagasta?

Julián: No hay nada impuesto. Sólo que se abra un debate. El edificio se cae a cachos y el entorno está muerto. Lo importante son los alumnos.

Gonzalo: Se habla de consenso, pero se hace una propuesta donde tampoco ha habido un debate previo.

Julián: No hay propuestas concretas ni planos. Sólo se ha hablado con la dirección del centro y mienten cuando dicen que no lo hemos hecho.

Gonzalo: Es un edificio singular y de marcado carácter histórico. Ir a Maristas es descabellado. Hay mucha gente que se opone.

Julián: No me parece bien que chicos de 12 años estén en la calle porque no caben en el patio. También soy padre y no veo bien que estén por la calle y la zona está muy deprimida. Yo expongo una idea para desarrollarla. Debatir no debe ser un sinónimo de linchar.

Gonzalo: Las decisiones sobre el modelo urbanístico de ciudad las debe tomar la ciudadanía. Hasta ahora el modelo que se ha seguido es que unos pocos proponen y el resto acata.

¿Un deseo íntimo de ciudad?

Julián: Más paseos y comercio de proximidad. Logroño tiene una medida ideal para caminar, una ciudad compacta, no dispersa, con rutas seguras y niños jugando.

Gonzalo: Me gustaría que fuera modélica en convivencia y adaptabilidad y orgullosa de un Ayuntamiento que escucha a todos y no a unos pocos y ejemplar en la democratización informativa. Demasiada prensa de concentración. Abogaría por radios de barrio... Habría que darle una vuelta porque el periodismo es tan importante como la sanidad y la educación.

Julián: No creo que la información sea tan importante como la sanidad o la educación.

¿Pasaría tres días sin informarse de nada, ajeno a todo?

Julián: Ahora mismo es un anhelo vacacional.

¿Y al cuarto día?

Julián: Ja, ja, ja, creo que ya no aguantaría. Pero por volver a lo de antes, me considero persona partidaria de las ideas, accesible y fácil, a la que se le convence con razones.

Les entrego un borrador mágico para eliminar... ¿qué les desagrada de Logroño? ¿Algún pegote para eliminar?

Julián: La remodelación de la Gran Vía. Había dinero y había que gastarlo. Las cosas se hacían así. Bloques de granito apilados en el Parque de Servicios para terminar volviendo al asfalto. Todo por no pensar bien las cosas.

Gonzalo: Abandonaría el modelo de planificación que no cuenta con las personas y no iría más allá de borrar la cultura del pelotazo que ha contribuido a aumentar la brecha entre los ricos y pobres. No puede ser que haya crecido exponencialmente la cifra de desfavorecidos y se haya incrementado la de millonarios.

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