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Forti, Mari Carmen y Pedro.
A la castañería le llega la hora

A la castañería le llega la hora

Mientras trabajan las máquinas, el Consistorio tramita la cesión del uso a la asociación de vecinos para que allí se desarrolle una iniciativa emprendedora

María José Lumbreras

Domingo, 1 de febrero 2015, 23:00

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Ahora sí, la obra ha comenzado. Desde hace unos días, el quiosco de la castañera de Yagüe luce vallado porque el trabajo para reformarlo se ha iniciado. La actuación la está desarrollando la firma logroñesa Aricol Arquitectura S.L. por poco más de 39.000 euros. Y va a ser rápido, porque la actuación estará terminada en unas seis semanas. La estructura de la caseta se mantiene como tal, pero al saneado general necesario tras tanto tiempo de abandono se sumará el cerramiento con cristalera de la parte que, durante un tiempo, se empleó a modo de marquesina. Y así quedarán agrupados los metros de los dos pequeños despachos que aparecen uno a cada lado y de lo que fue zona en la que se esperaba al autobús.

Y todo esto ¿para qué? Mientras se realizan las obras, el Ayuntamiento, que es el dueño de la castañería, está gestionando la cesión del uso de la misma a la asociación de vecinos del barrio, según explica el concejal de Participación, Ángel Sáinz Yangüela. La intención es que en este espacio pueda desarrollar su labor una emprendedora de la zona.

Hubo un proceso de selección al que se presentaron seis mujeres, aunque finalmente el plan de viabilidad correspondiente sólo lo registró una de las candidatas, indica también la concejal del área de Mujer, Concha Bravo. Ahora se trata de que todo pueda estar en marcha allá para el mes de marzo.

El punto de deterioro al que estaba llegando el quiosco, colocado en un lugar tan visible del barrio, a pie de avenida de Burgos, estaba levantando las quejas del vecindario, que veía su situación a punto de convertirse en irreversible. La sección 'La Guindilla' de Diario LA RIOJA, la que recoge las quejas ciudadanas, fue testigo en más de una ocasión del descontento que los desconchones que se iban acumulando provocaban.

Para tratar de evitar la pérdida de la caseta, tanto desde la asociación vecinal como desde la misma parroquia, se había urgido la rehabilitación del mismo que ahora parece ya garantizada.

Dado el uso que había tenido este espacio durante más cuatro décadas, buena parte de los habitantes de la zona crecieron, y luego sus hijos, en torno al mismo.

Hace unas semanas, Mari Carmen Rodrigo, quien trabajó en la castañería durante 37 años y, antes aún su madre, contó que en la tienda que regentaba, y en la que pasó mucho frío y mucho calor, se vendía de todo, desde las habituales chucherías y helados, al periódico e incluso, después, la Lotería Primitiva. Huevos, pan..., la lista de productos creció, más cuando el segundo despacho, que ocupaba una barbería, quedó libre y pudo emplearlo como almacén.

Cuando cerró el quiosco, hace nueve años, la caseta ya tenía sus achaques porque el Ayuntamiento no es que fuera un casero especialmente ágil a la hora de afrontar las reparaciones precisas. Las cortinas que estos días se habrán descolgado de las ventanitas son las que ella misma dejó cuando definitivamente echó el candado a esa parte de su vida.

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