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Carmen Nevot
Viernes, 28 de noviembre 2014, 14:23
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Esther Ruiz ha visto la luz al final del túnel. Aunque pierde su casa, gracias a un acuerdo alcanzado in extremis con la Levalta, las cuentas pendientes con la constructora se dan por saldadas. El pacto ha sido posible gracias a la mediación del IRVI al que llegó esta logroñesa, cocinera de profesión, reclamando ayuda.
De hecho a las puertas de la residencia de Esther Ruiz, situada en la calle Capitán Cortés de Logroño, que hoy estaba previsto que fuera desahuciada, también se encontraba el gerente del IRVI, Carlos Alonso, quien detallaba un proceso de negociación que ha concluido de forma satisfactoria. "Ahora sólo falta ponerlo por escrito".
"Ahora por fin podré vivir". Estas eran algunas de las primeras palabras de Esther poco después de conocer que su deuda será condonada. La noticia la recibía por teléfono. Su abogado le notificaba el acuerdo logrado y que le permitirá como ella misma ha dicho "tener cosas a mi nombre".
Dándole apoyo, a las puertas de su casa se encontraban unas 200 personas con carteles que coreaban su nombre y el lema 'Sí se puede'.
Hasta esta mañana Esther debía hacer frente a la deuda contraída con Levalta, y que superaba ampliamente los 240.000 euros, por la compra sobre plano de un piso en el 2006 que tres años después no pudo escriturar porque no le concedía el crédito hipotecario con Caja Madrid al que la mercantil le había ofrecido la posibilidad de subrogarse. A partir de ahí comenzó una batalla judicial que hoy parece haber alcanzado su fin.
Como Esther quedan ahora cientos de Afectados por Levalta que ahora tratarán de buscar una solución colectiva a la situación.
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