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Felicidad posa junto al reconocible cartel de El Barato, en la plaza del Mercado, donde anuncia el cierre para el 31 de diciembre.
Lento adiós a otro de los históricos

Lento adiós a otro de los históricos

Confecciones El Barato echa el cierre por jubilación tras casi 70 años como referencia textil en el Casco Antiguo

PPLL

Jueves, 26 de junio 2014, 00:18

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Toda una vida... Así lo explica la propia Felicidad, quien haciendo gala de su nombre no puede ocultar las mil y una sensaciones que le asaltan desde que colocase los grandes carteles anunciándoselo a la plaza del Mercado hace ahora dos meses. 'Liquidación total por jubilación', publicita. 'Del 12 de abril al 31 de diciembre'. «Aunque los 65 los cumplo el 30 de octubre», confiesa. Confecciones El Barato echa el cierre tras casi siete décadas como referencia textil en el Casco Antiguo.

El adiós de otro de los comercios históricos llega pausado, con meses por delante para que su numerosa clientela tenga tiempo de despedirse haciendo, quien sabe, una última compra. «La verdad es que la gente ha venido como loca... tanto que a este ritmo se me va a acabar el género», dice Felicidad García Trevijano, quien lleva 45 años despachando. «Desde que me casé», recuerda mientras asegura que sus nietas le piden «que siga».

Natural de Albelda, extrabajadora de La Estambrera, Felicidad contrajo matrimonio con Víctor, cuyos padres fundaron el negocio. La historia del comercio cuelga escrita de una de las paredes del establecimiento. «En 1947 Víctor Crespo Andrés abrió Confecciones El Barato en la calle Herrerías. La tradición le venía de familia ya que su suegra, Ana María Marta, popularmente conocida como 'La Chata', se dedicaba a la venta ambulante de quincalla por Logroño y diferentes pueblos. En 1957 se trasladó a la actual ubicación en la plaza del Mercado y poco después pasó a su hijo Víctor Crespo Fernández y a su esposa, quien continúa al frente del negocio», puede leerse. «Yo creo que fue mucho antes, pero...», cuenta.

Felicidad quedó viuda muy joven, tuvo que sacar a tres hijas adelante y no dudó en salir a los pueblos de La Rioja y Rioja Alavesa... «de ahí que tenga tanta clientela de fuera, que cuando vienen a Logroño me traen regalos». El comercio, según explica, responde a su nombre y compra directamente de fábrica, lo que le permite ofrecer precios económicos en batas de casa, ropa de trabajo, calcetines, viseras, ropa interior... «Todo fabricado en España», dice. Pantalones y camisas completan una oferta que ha ido vistiendo a una clientela cuya condición ha ido siendo heredada de padres a hijos. «Hemos sido muy familiares», valora. «Cuando entran -confirma- me saludan con dos besos».

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