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Un operario instala 'salvapájaros' en una torre de alta tensión. E.C.
Vuelos de alta tensión

Vuelos de alta tensión

Iberdrola adaptará este año otros 9 kilómetros de su red en La Rioja para evitar que las aves se electrocuten

M. MAYAYO

Jueves, 14 de septiembre 2017, 00:12

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Su instinto no le sirve de nada frente a los tendidos eléctricos. No es una amenaza natural en forma de un ave superior que le da caza en pleno vuelo; ahí, aún tendría la oportunidad de burlarla. Es alta tensión y si se cruza en su vuelo... es peligro de muerte casi seguro: o se electrocuta en los postes o se choca contra los cables porque es un obstáculo que no ve.

La Consejería de Agricultura no dispone del censo de pájaros víctimas de la peligrosa red eléctrica, pero reconoce que las hay. Para evitar, estos impactos mortales, desde 1998, cada año, firma un convenio con Iberdrola para ir corrigiendo poco a poco los tendidos y acabar, así, con los daños a la avifauna. Ayer se repitió la rúbrica por parte del consejero Íñigo Nagore y del delegado de la compañía en La Rioja, Carlos Sobrino.

En esta ocasión, son 79.257 euros (financiados al 50%) que servirán para adaptar cuatro líneas, en total 9 kilómetros. Las actuaciones a lo largo del 2017 se centrarán en las derivaciones de las líneas eléctricas a los repetidores de Moncalvillo (6 kilómetros) y de Las Ruedas de Ocón (1,6 kilómetros); en la central hidroeléctrica de Buicio en Fuenmayor (600 metros); y en la Estación de San Felices en Haro.

Los pájaros no ven en sus rápidos vuelos los cables, por lo que chocan y mueren.La distancia entre los conductores se amplía para evitar que las aves se electrocuten.

Los trabajos en estos 'puntos negros' se dirigirán a evitar la electrocución y la colisión. La electrocución afecta a las aves que usan los apoyos de los tendidos para descansar. Se electrocutan cuando se produce una derivación de la corriente a través de su cuerpo al tocar a la vez dos cables conductores. La actuación, por tanto, consiste en ampliar la distancia entre los conductores de forma que las aves tanto al posarse como alzar el vuelo no contacten al mismo tiempo con los dos conductores.

El segundo objetivo es evitar el choque con el cableado. Las aves no ven el obstáculo que les sale al paso en su rápido vuelo y colisionan contra él. Para salvar esta circunstancia, los tendidos se señalizan cada cinco metros con 'salvapájaros' (siluetas negras) y así los pájaros los pueden evitar.

Desde que iniciaron este marco de colaboración en 1998, la empresa eléctrica y la administración riojana han invertido casi 1,12 millones de euros para actuar en 122 tendidos eléctricos. Además, se han corregido 1.064 apoyos y se han señalizado 552 vanos para evitar la muerte por colisión. En total, se han mejorado 300 kilómetros de líneas eléctricas.

La Rioja dispone de unos 2.500 kilómetros de líneas eléctricas de alta tensión y, sin que se puedan facilitar cifras exactas, el delegado de Iberdrola, Carlos Sobrino, estimó ayer que cerca del 70% está adaptada para evitar esos daños a la avifauna. Hay que tener en cuenta que la legislación cambió en 1998, fecha a partir de la cual todos los tendidos y redes cumplen ya la normativa y no suponen una amenaza a las aves.

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