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Millán, el único niño de Daroca, espera el balón que le lanza una de las vecinas de este pueblo de la zona de Moncalvillo. Justo Rodriguez
Veintisiete pueblos sin niños

Veintisiete pueblos sin niños

La mitad de los municipios riojanos tienen censados menos de diez críos de hasta 14 años | Hay cien riojanos que han soplado ya las velas de los cien años, 83 de ellos son mujeres. Al principio del siglo, sólo había 22

Maite Mayayo

Logroño

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Lunes, 5 de febrero 2018

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Por las calles de 27 pueblos de La Rioja no se ven niños correteando detrás de un balón ni carritos con bebés compartiendo paseo. Incluso, habría que hacer bastante memoria para recordar el último bautizo o las bulliciosas primeras comuniones de nacidos en el lugar. La razón es obvia: hay 27 pueblos de nuestra comunidad que no tienen niños; ni rastro de recién nacidos ni de críos hasta los 14 años. En comparación, podrían considerarse casi 'afortunados' otros 17 núcleos porque pueden presumir de infancia, aunque sólo sea de un 'hijo único' del pueblo. Este par de datos ya denota un rumbo desolador: en el 25% de nuestros pueblos no viven niños de manera continuada (o únicamente uno). Y si arañamos un poco más, la estadística revela que la mitad de los municipios de La Rioja tienen menos de diez chiquillos (0 a 14 años).

La estadística del padrón continuo a 1 de enero del 2017 corrobora con los números una realidad demográfica preocupante de todos conocida -envejecimiento, despoblación y hasta desaparición de una parte del mundo rural-, y que ya se ha colado en la agenda de nuestros gobernantes como uno de los principales desafíos.

La estadística del INE -realizada a partir de los datos de residencia en el municipio y del domicilio habitual facilitados por los ayuntamientos- recoge la información de aquellas personas que están empadronadas, si bien puede ocurrir, también, que alguien mantenga su empadronamiento en el pueblo aunque viva fuera del lugar.

Hecha la salvedad, la relación de municipios vacíos de infancia linda, sobre todo, con la sierra pero no es exclusiva porque hay ejemplos en todas las latitudes riojanas: de Valdemadera a Villaverde de Rioja o de Ledesma de la Cogolla a Jalón. Algunos debutan en este registro oficial pero muchos repiten año tras año aunque no siempre fue así. Si nos retrotraemos en el tiempo (año 2000) veremos que la estadística ya reflejaba la ausencia de críos en núcleos como Pinillos, Cabezón de Cameros, Leza de Río Leza, Matute o Muro en Cameros, pero en otros el mordisco demográfico es más reciente: ahí están casos como Bobadilla, con ningún niño hoy en sus calles y que sin embargo en el 2000 contaba con 14 en la franja de hasta 14 años; o los 8 de entonces de Pedroso frente a uno ahora.

Cierto es que hay un puñado de poblaciones que han ganado crianza, gracias a la inyección de los emigrantes o la vuelta de los hijos del pueblo -como en Medrano, donde hace 17 años se registraban 14 niños que hoy se han convertido en 49- pero son excepciones porque la generalidad, desgraciadamente, toma otro sombrío derrotero.

Y toda esta situación no es sino reflejo de lo que los expertos han dado en denominar el 'invierno demográfico'. A La Rioja hace tiempo que le salieron canas y buena parte de sus localidades son ya de boina y bastón. En 45 de nuestros pueblos todos sus residentes tienen más de 65 años, es decir, casi el 26% de toda la comunidad.

Dos pueblos en el extremo oriental del territorio ostentan el cetro de la 'solera riojana': Valdemadera (4 de sus 8 residentes tienen entre 85 y 94 años) y Villarroya. Y además de ser los más envejecidos, son los que menos habitantes tienen censados (8 y 5 personas, respectivamente). Tuvieron épocas mejores pero, como a muchos, los arrolló el éxodo de los 60. Villarroya, por ejemplo, llegó a 425 vecinos en 1900, que cayeron a 241 en 1960 y, luego, a 52 en 1970... hasta los 5 del 2017.

Hay otros núcleos, como Bañares, Cornago, Grañón u Ocón que frisan los dos centenares de vecinos, de los que cerca de la mitad ya ha alcanzado la edad de jubilación.

Y es que los riojanos somos ya maduritos y la progresión va al alza. Lo dice la estadística del INE, que nos atribuye una edad media de 43,95 años en el 2017 (42,7 en hombres y 45 años en mujeres), ligeramente superior a la media del conjunto del país de 42,91 años.

Si cotejamos las cifras en el tiempo, los riojanos nos hemos envejecido con bastante celeridad: dejamos el siglo XX con 41,53 años y en poco más de tres lustros rozamos ya los 44 años. Y eso que hemos contado con la población extranjera, cuya juventud ha contribuido a matizar nuestra senectud. Sin el apoyo de la lozana emigración, nuestra edad en el 2017 se eleva hasta los 45,37 años de media (43,68 en el conjunto del país). Por cierto, la población extranjera residente en La Rioja tiene de media 32,58 años (35,79 años es la del promedio del extranjero en España).

Descendiendo al detalle municipal, encontramos edades medias muy elevadas. Sirvan como ejemplo los 66 años largos de media de los vecinos de Robres del Castillo, los 59 años de los de Nieva de Cameros, los 58 de los habitantes de Soto en Cameros, o los 59 de los de Treviana frente a los 42,98 años de media de los logroñeses.

En la comparación con el resto de regiones, La Rioja ocupa el séptimo lugar entre los territorios más viejos. Pero en este padrón continuo de habitantes del INE, Asturias surge como la región más envejecida y con diferencia con 47,79 años de media, seguida de Castilla y León, con 47,09. La más 'juvenil' es Murcia y está a punto de entrar en la cuarentena.

Cien centenarios

El progresivo envejecimiento de la población riojana se manifiesta de forma palpable en el dato de personas centenarias que ofrece el padrón continuo. A fecha de 1 de enero del 2017 había 100 centenarios riojanos; en el año 2000, la cifra era de 22, lo que significa que su número se ha multiplicado por 4,5 en sólo diecisiete años. Y esta longevidad es significativamente notable en el caso de las mujeres: 83 de los cien centenarios riojanos son féminas.

En el conjunto de España hay 15.210 ciudadanos que han soplado ya las velas de los cien años; al comenzar el siglo, había 5.320 personas, es decir, en poco más de tres lustros, su número se ha triplicado.

Un último apunte: si al inicio del siglo 1.828 riojanos superaban los 90 años, hoy los nonagenarios son más de 4.400. Si abrimos algo más el enfoque, veremos que el 20,4% de la población riojana tiene más de 65 años frente al 14,7% que tienen entre 0 y 14 años (64.341 jubilados por 46.571 niños).

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