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Judith Foncea frente a 'The Temple Bar' de Dublín. :: j.f.
Un sueño cumplido en Dublín

Un sueño cumplido en Dublín

Judith Foncea Fuenmayorense en Irlanda

MARTA HERMOSILLA/J.E.

Martes, 10 de julio 2018, 23:28

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Hace un año que esta riojana hizo sus maletas para emprender una de las aventuras más importantes de su vida. Tras finalizar sus estudios de Marketing en la Universidad de Zaragoza, Judith Foncea Rubio decidió coger un avión y emprender una nueva vida a miles de kilómetros de su casa. El destino elegido fue Dublín, la capital irlandesa, ya que «todo lo que había oído acerca de esta ciudad era excelente. Así que no lo pensé más, compré los billetes y dos semanas después estaba volando hacia allí», relata.

Sin pensárselo dos veces, llegó a la ciudad irlandesa con el objetivo de mejorar su inglés y cumplir uno de sus sueños, vivir en el extranjero. «Los primeros días todo era emoción pero llegar a un país sola, con poca experiencia laboral y con un idioma diferente resulta más complicado de lo que parece», describe Judith.

Lo primero que hizo fue apuntarse a una academia donde empezar a estudiar la lengua y conocer a gente que, como ella, llegaba a un país nuevo. Desde la primera semana, comenzó a buscar empleo y no tardó mucho en encontrarlo: «Decidí buscar trabajo de cara al público, hice varias entrevistas y finalmente lo conseguí en una empresa de moda».

Esta estudiante de Marketing asegura que los irlandeses le «han sorprendido gratamente», ya que en este año que lleva fuera de La Rioja, siempre le han tendido la mano y nunca se ha «sentido diferente por venir de otro país. Son muy cercanos, amables y dispuestos a ayudarte en lo que necesites». Aunque reconoce que le costó acostumbrarse a los horarios, sigue sin entender su insensibilidad hacia el frío: «No les asusta salir en manga corta o chanclas aunque esté nevando».

A más de 2.000 kilómetros de su casa, Judith comenta que es una persona diferente a la que se fue: «He madurado, veo las cosas desde otra perspectiva. He aprendido a valorar todo lo que dejé en España, especialmente a mi familia y amigos». Reconoce que empezar de 'cero' en otro país le ha abierto los ojos, y que añora las tradiciones de Fuenmayor: «Me encanta mi pueblo y allí donde voy digo su nombre. Echo de menos la alegría y cercanía de su gente, sus viernes de 'pinchopote', sábados de 'cortos' y domingos de vermú».

Aunque los primeros días por Irlanda fueron complicados, esta riojana ha vivido «la experiencia más dura y, a la vez, más satisfactoria de mi vida». Pero nadie dijo que cumplir un sueño fuera fácil y esta riojana ha sabido disfrutarlo al máximo, estudiando, trabajando y «descubriendo lugares de cuento en este precioso país».

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