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Luis Pérez, en una foto facilitada por su familia. :: l.r.
Sobrevivir en el corazón de la tragedia

Sobrevivir en el corazón de la tragedia

El logroñés, funcionario en Francia, llegó a la isla de San Martín para impartir español tres días antes de que el huracán asolara el 95% de la isla Luis Pérez reaparece tras seis días incomunicado en el epicentro del huracán Irma

LUIS J. RUIZ

LOGROÑO.

Jueves, 21 de septiembre 2017, 00:06

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«Esto está todo destrozado. Es mucho peor de lo que se ve en España. Me voy de aquí. Tengo que salir de aquí». Esas fueron algunas de las últimas palabras que el logroñés Luis Pérez de Colosía (37 años) trasladó a su madre en una breve conversación telefónica desde Vicky's Keys, un albergue en la isla de San Martín (Antillas Menores). Eso fue a las 8 horas del pasado viernes (las 2 de la madrugada en Philipsburg, la capital de la zona holandesa de la isla). El huracán Irma ya había arrasado la isla y él había sobrevivido. Durante los últimos seis días Luis ha estado desaparecido en mitad del caos, en una isla más pequeña que el término municipal de Calahorra y que Irma redujo a escombros al 95%.

Han sido seis jornadas agónicas para su familia. Desde que colgó el teléfono nadie supo nada de él y el paso del tiempo y las informaciones que llegaban de la zona hicieron aflorar malos presentimientos. A última hora de la tarde de ayer, Luis conseguía ponerse en contacto con su familia. Está bien. Hace dos días consiguió llegar hasta el aeropuerto Grand-Case Espérance. Apenas 11 kilómetros separaban su albergue de la terminal.

Desde Logroño, su hermano Eduardo explicaba a Diario LA RIOJA antes de lograr contactar con él, que Luis «llamó solo un minuto para decir que lo más gordo del huracán ya había pasado, que el estaba bien y que toda la zona estaba devastado. Que iba a apagar el móvil para ahorrar batería». Hasta ayer no consiguió encenderlo.

Tras dos días en el aeropuerto, ayer logró contactar con su familia antes de volar a Guadalupe «Dijo que estaba todo devastado, que era peor de lo que decían en España», recuerda su hermano

La particular epopeya de Luis comenzó tres días antes de que Irma, en pleno apogeo y de categoría 5, tocase tierra cerca de Philipsburg, en la zona en la que se alojaba. «Es funcionario francés. Aprobó unas oposiciones para ser profesor de español y durante varios años estuvo viviendo en París», recordaba Eduardo. Apasionado del Caribe, Luis vivió 4 años en Martinica y el año pasado estuvo impartiendo clases de español en un instituto francés de Guadalupe, otra isla próxima que, como San Martín, también forma parte de los territorios de ultramar franceses.

A las 19 horas de ayer el teléfono de Eduardo sonó. Era Luis. «No tenía ni idea de todo el revuelo que se había formado, que le estábamos buscando». Como ya avisó a su madre, desde el primer momento intentó marcharse de la isla y movió sus contactos. Pero todo estaba destrozado. No había cobertura telefónica, no había luz... no había de nada. «Nos ha contado que lleva dos días en el aeropuerto. Decidió que lo mejor era ir a Guadalupe, en donde tiene amigos y en donde el huracán apenas causó daños». Pero esa misma idea, la de ir al aeropuerto, la tuvo media isla. Además él estaba en el lado holandés de la isla en el extremo contrario del aeropuerto de Grand-Case Espérance, el francés. «Me ha contado que ha estado intentando contactar de todas las maneras, pero que no había ningún tipo de cobertura. Cuando ha llamado se oía muy mal, pero lo suficiente para tranquilizarnos».

Tras dos días en el aeropuerto con el billete a Guadalupe en la mano, a última hora de la tarde de ayer consiguió llegar a su destino y dejar atrás una isla totalmente arrasada.

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