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Marisol Chávarri, rodeada de alumnos que han acudido a su charla sobre cómo vivió el asesinato de su padre a manos de ETA. Sonia Tercero
«Lo que sientes, no tiene nombre», asegura la hija de un asesinado por ETA

«Lo que sientes, no tiene nombre», asegura la hija de un asesinado por ETA

Marisol Chávarri ha contado en primera persona cómo vivió el asesinato de su padre a manos de ETA | El Instituto Batalla de Clavijo ha acogido la primera sesión del proyecto que trata de concienciar a los jóvenes cómo fue el terrorismo etarra

la rioja

Logroño

Jueves, 26 de abril 2018, 18:27

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«Lo que sientes no tiene nombre, es mucho más que dolor o tristeza, te acostumbras a no hablar del tema», ha asegurado hoy Marisol Chávarri, al rememorar su proceso de duelo tras el asesinato de su padre por terroristas de ETA en 1979.

Chávarri ha participado en la primera sesión del proyecto educativo «Testimonio directo de las víctimas del terrorismo en centros docentes», celebrado en el Instituto de Secundaria Batalla de Clavijo de Logroño y que se desarrollará en 30 centros educativos riojanos durante los meses de abril y mayo.

Al acto han asistido el presidente del Gobierno de La Rioja, José Ignacio Ceniceros; la directora general de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo del Ministerio del Interior, Sonia Ramos; los consejeros de Políticas Sociales, Conrado Escobar, y Educación, Alberto Galiana, y la directora general de Justicia e Interior, Cristina Maiso.

También han acudido el presidente de la Asociación Riojana de Víctimas del Terrorismo, Jerónimo López, y el delegado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo en La Rioja, Víctor López, que han coordinado a las siete víctimas riojanas que van a ofrecer su testimonio en los centros educativos.

Ante un grupo de alumnos de cuarto de Secundaria y Bachillerato, Chávarri ha recordado cómo cambió su vida el 9 de marzo de 1979, cuando dos desconocidos asesinaron a tiros a su padre, Miguel Chávarri, quien era el jefe de la Policía Municipal de Beasain (Guipúzcoa).

Una persona querida

Su padre, que era natural de Cihuri, tenía entonces 48 años y dejó viuda y tres hijos, y según ha relatado su hija mayor, creía que era «una persona querida por los vecinos del pueblo, porque le gustaba ayudar a los demás».

En esa época, conocida como los «años de plomo» porque había asesinatos de ETA casi a diario, el ambiente estaba «enrarecido», eran frecuentes las manifestaciones de apoyo a los etarras y cuando mataban a alguien se justificaba diciendo «algo habrá hecho», ha recordado.

Del día del asesinato, camino a su casa desde el instituto, recuerda el sonido de los helicópteros, y «aún hoy» ha reconocido que se le «encoge el estómago» cuando escucha el ruido de uno.

Dar a conocer el sufrimiento

Por su parte, Ceniceros ha insistido en que «hay que estar al lado de las víctimas», quienes, con «su gran altura moral y humana, jamás han buscado revancha y confrontación y siempre han confiado en la justicia».

Con su testimonio en este programa, se pretende dar a conocer a los escolares el «sufrimiento» de muchas familias riojanas, que no quieren venganza, ni compadecimientos ni reproches, solo dar a conocer la verdad de lo que ocurrió en este país. «A mí me ha tocado sufrirlo, el terrorismo siempre buscar romper los principios democráticos y la convivencia», ha destacado.

Por último, ha criticado que «algunos muestren bastante condescendencia hacia los terroristas, algo que no se puede consentir». Ramos ha recordado que este programa se puso en marcha en la Comunidad de Madrid y se va a extender a otras comunidades, como Castilla y León y Murcia, con el objetivo de que los más jóvenes conozcan las «consecuencias trágicas» del terrorismo en las vidas de las personas.

La disolución de ETA responde a que está «derrotada» porque ha vencido el estado de derecho, ha subrayado, por lo que el proyecto pretende que «se conozca la verdad de lo ocurrido en España a través de la voz de las víctimas», no del relato «tergiversado» de los terroristas.

El asesinato de su padre es uno de los más de 300 perpetrados por los terroristas de ETA que están aún sin resolver y, en su opinión, estaba «organizado» y se sabía que iba a ocurrir.

En aquella época no había ningún tipo de ayudas para las víctimas, ni psicológicas ni institucionales, de hecho su madre tardó siete meses en empezar a cobrar la pensión de viudedad.

La viuda, natural de un municipio cercano a Beasain, y sus tres hijos -de 17, 14 y 3 años- se trasladaron a vivir a Logroño, donde les costó adaptarse, ha explicado, y se acostumbraron a «no hablar del tema», que todavía hoy les sigue doliendo mucho.

«Queremos justicia y verdad»

Marisol ha agradecido que su madre les mantuviera «unidos y sin desear venganza», y con el paso de los años, se convenció de que no podía vivir «con odio y amargura».

«Las víctimas no queremos venganza, queremos justicia y verdad; que se busque a los terroristas, se les juzgue y cumplan sus penas», ha subrayado.

También ha recalcado que todo el dolor sembrado durante más de 50 años por ETA y 800 personas asesinadas «no ha servido absolutamente para nada», porque no han conseguido la independencia.

«Todo ese fanatismo e intolerancia solo ha logrado que destruyan familias», pero aún hay que lamentar que, cuando salen de la cárcel, se reciba a los etarras con homenajes en sus pueblos. «¿Os imagináis que a los terroristas de los atentados yihadistas de Cataluña de agosto pasado les hicieran una fiesta?», ha preguntado a los estudiantes.

«ETA ya no mata, pero no se puede consentir que todo esto vuelva a suceder, y puede pasar si no hay vencedores y vencidos», ha dicho esta mujer, quien quiere que su testimonio sea «un pequeño homenaje en la memoria de todas las víctimas».

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