Borrar
'Alegoría de la verdad', lienzo de Carracci que se expone en el castillo de Windsor.
Postverdad y postmentira

Postverdad y postmentira

«La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio» cicerón

JORGE ALACID

Sábado, 7 de octubre 2017, 23:54

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Postverdad, caso práctico. Veamos por ejemplo su aplicación concreta al ámbito riojano, donde dispone de fervientes partidarios, muy duchos en el arte del camuflaje argumental. Como muestra, la semana que hoy muere.

1. Lunes. En efecto: hay días en que la agenda política coquetea con la postverdad. Y hay días en que directamente se hunde en ese firmamento tan rico en ambigüedades. Sólo gracias al PSOE nos enteramos de que el tan cacareado convenio para alejar los camiones de la N-232 contiene tanta letra pequeña que amputa parte de sus (magras) conquistas. Los vehículos afectados por la medida no basta que sean pesados: tienen que ser muy pesados. Y el reparto del dinero allegado por las instituciones confirma las peores sospechas: otro atraco a los bolsillos riojanos, esos compatriotas del ministro De la Serna que tanto recuerdan «a las vacas viendo pasar el tren», ingeniosa metáfora que regala Concha Andreu a la prensa. La mañana va de expertos, porque a Juan José Rubio, que desembarca para hablar de financiación autonómica, le sucede en el uso de la palabra otro científico. El también catedrático Ricardo Chueca, a quien el Parlamento le pidió un informe sobre la Ley Electoral que viene. Y que, según su criterio, no debería reducir el número de diputados. De donde no parece aventurado deducir que la prometida reforma legal que se preveía para anteayer se arriesga a sufrir el mismo destino que acecha a la reforma del Estatuto: ingresar en el baúl de los recuerdos. Contribuir a las aportaciones riojanas a la era de la postverdad.

2. Martes. Otra dosis de postverdad. Los concejales de Ciudadanos del Ayuntamiento de Logroño investigados por posible malversación de fondos se niegan a dimitir. Según su dictamen, semejante pecado no tiene nada que ver con la corrupción, delito que sí les animaría a entregar su acta, tal y como suelen exigir a otros políticos... siempre que sean de otro partido. Curiosa lectura del célebre poema de Campoamor sobre el mundo traidor y el cristal con que se mira, etcétera. Curioso también el choque de pareceres entre el rector de la UR y el jefe del Gobierno riojano, que coinciden esa tarde en la apertura de curso. Ceniceros insiste en que el campus ya dispone de una generosa financiación pública (pero no descarta alguna derrama adicional) y Rubio reclama más ayudas presupuestarias, aunque admite que no sólo de euros vive el campus. Así que, en efecto, nada es verdad. Ni mentira. Todo es postverdad. O postmentira.

3. Miércoles. Amanece la mañana política reciente aún la resaca de la reunión que la noche anterior mantuvo la cúpula del PP. Invitado de honor, este periódico. Aunque se evita mencionarlo por su nombre, merece largas reflexiones a los jerifaltes del partido, fieles a su vocación por la postverdad. Postverdad a toneladas. Hay otro invitado, también ausente: Emilio del Río. Receptor por persona interpuesta, según coincidencia general, de los reproches que se llevó su camarada Juan Antonio Elguea, alcalde de Lardero, criticado por lavar fuera de casa los trapos sucios. La transparencia sacrificada en el altar de la postverdad.

4. Jueves. Pleno del Parlamento, apoteosis de la postverdad. Gobierno y oposición imitan los peores vicios del periodismo: sus señorías no permiten que la realidad les arruine sus prejuicios. Reina «la dinámica del aspaviento», por usar la brillante frase del consejero Galiana, y Pedro Sanz culmina su alejamiento de sus sucesores rompiendo la disciplina de voto: la (teórica) unidad interna salta por los aires. Mentarla a partir de ahora será invocar a la postmentira. Y hablando de división. El día acaba con otra exhibición del cisma que siguió al congreso de Riojafórum: el PP se desangra con otra elección comarcal, esta vez en Nájera. Saturno devora a su hija. Vivir para ver. Para ver con el cristal de Campoamor.

5. Viernes. Un poco de autenticidad para cerrar la semana. Conrado Escobar presenta el esperado decreto que desarrolla la renta ciudadana y pone fin al aroma de improvisación que sobrevolaba un capítulo tan esencial de la magra producción legislativa de su Gobierno. El día anterior ya avanzó en el Parlamento que 1.500 riojanos se beneficiarán de la paga de asistencia social que se promueve desde el Palacete. Un paquete de medidas que acarreará más trabajo a una Consejería de por sí sobredimensionada. Porque entre sus cometidos figura contener la propensión al fraude detectada en el reparto de ayudas semejantes: cerca de dos millones de cobros indebidos en cinco años. Allegados por la Administración entre casi dos mil riojanos que en esto se parecen mucho a sus políticos: se sienten cómodos en la postverdad. Y en la postmentira.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios