Muere en un accidente en Arnedo un joven de Casalarreina vecino de Santa Eulalia

Después de la tormenta que arreció en La Rioja Baja en la noche del miércoles con fuerte carga eléctrica, C.G., de 29 años, nacido en Casalarreina pero afincado en Santa Eulalia Bajera desde hace años, falleció al salirse de la calzada a la altura del puente que atraviesa la yasa de los Moros, en uno de los tramos del polígono El Raposal, conocido como las Revueltas.

Residente y empadronado en Santa Eulalia Bajera desde hace años, donde llegó a hacer la primera comunión, el joven partió, tras asistir al cine de verano, hacia Calahorra, de donde es su pareja. Tras el aguacero, esta zona de curvas limitada a 50 kilómetros por hora, situada a unos cien metros del Centro Tecnológico del Calzado, acumuló mucha agua, por lo que fuentes consultadas por este periódico apuntaban ayer como hipótesis que el vehículo pudo sufrir aqua-planning. Tras perder el control, el coche invadió la acera e impactó contra el vallado del puente sobre la yasa y una farola. Según pudo saber este diario, la muerte de C.G. pudo deberse a una lesión cervical por el golpe y el zarandeo que sufrió en los impactos.

Hasta el lugar movilizó el SOS Rioja a la Policía Local de Arnedo, que realizó el atestado por ser accidente en el casco urbano. También acudieron Bomberos del CEIS y recursos de emergencias del Servicio Riojano de Salud, además de la Erie psicosocial para la atención de familiares.

La noticia del fatal accidente conmocionó ayer a los vecinos tanto en Arnedo como en sus localidades natal y adoptiva. Precisamente, Casalarreina abre hoy sus fiestas de San Vítores y Santa Eulalia Bajera las que honra a la Virgen Blanca. Como muestra de dolor y respecto, los vecinos de Santa Eulalia Bajera guardarán esta tarde, a las 20 horas, un minuto de silencio en su recuerdo antes de lanzar el chupinazo. «Era un joven muy querido en la localidad, que se dedicaba a labores de albañil, en el campo... Ayudaba siempre, y era muy querido por los niños, a los que había ayudado a acondicionar su cuarto», lamentó el alcalde de la villa, Pedro Pascual.

Este accidente mortal tiñe todavía más al 2017 como el año más trágico de los últimos diez en La Rioja. Si el 2013 contó cuatro fallecidos en las carreteras riojanas, uno en el 2014, diez en el 2015 y cinco en el 2016, los primeros ocho meses de este año ya lloran quince personas muertas sobre su asfalto, lo que supone una cada quince días. De ellos, once han dejado su vida en la carretera N-232.