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Alaa Mohamed Said dirige un rezo multitudinario en la zona del Mundial 82 con el que se puso fin al Ramadán en julio del 2014. :: juan marín
El imam expulsado intentaba crear en Logroño el gran centro del radicalismo del norte del país

El imam expulsado intentaba crear en Logroño el gran centro del radicalismo del norte del país

Alaa Mohamed Said recibió 1,5 millones de Kuwait, Arabia Saudí y Catar con los que quiso levantar en Madre de Dios una 'sucursal' de los Hermanos Musulmanes

Luis J. Ruiz

Logroño

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Viernes, 20 de abril 2018, 13:38

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Alaa Mohamed Said, el antiguo imam de la mezquita de la calle Villegas que ahora espera detenido en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid su deportación a Egipto, quería establecer en Logroño el principal centro de difusión del mensaje más radical y estricto de la cofradía de los Hermanos Musulmanes del norte de España. Para lograrlo, según ha constado la investigación policial que se ha cerrado con su orden de expulsión de España, logró captar cerca de 1,5 millones de euros entre aportaciones de fieles riojanos y procedentes del extranjero. Algunas de las transferencias más cuantiosas llegaron a sus cuentas desde tres países del Golfo Pérsico: los emiratos de Kuwait y Catar y el absolutista reino de Arabia Saudí.

Recogen los informes policiales que desde que Alaa Mohamed Said recaló en Logroño para actuar como imam en la calle Villegas (Comunidad Islámica Al Firdaws) se marcó como objetivo la creación de ese centro de referencia para la difusión del mensaje salafista wahabita de los Hermanos Musulmanes. En la estrategia que trazó jugaba un doble papel la Unión Islámica de Imanes y Guías de España (Uiige) de la que fue cofundador y que ha liderado hasta ahora. Por un lado, le habilitaba para intentar inculcar su mensaje radical y contrario a los principios constitucionales al resto de líderes religiosos; por otro, era la vía de entrada de fondos procedentes del Golfo Pérsico y de diferentes comunidades vinculadas a los Hermanos Musulmanes ubicadas en Alemania, Francia, Dinamarca e Italia.

El proyecto lo puso en marcha en el 2013. En el mes de agosto de aquel año, el Ayuntamiento de Logroño aprobó la licencia de obras para un local de cerca de 500 metros cuadrados ubicado en la confluencia de las calles Madre de Dios y Caballero de la Rosa. En ese inmueble invirtió buena parte de los fondos recaudados para, utilizando el nombre de la Comunidad Islámica Al Firdaws, levantar una gran mezquita con el objetivo de «preservar la identidad del islam entre los musulmanes de España y erigirse como representante de ellos».

«Desde hace un año no tenemos ningún contacto con él. Celebramos el trabajo de la policía»

Redouane Jalal Mezquita Al Firdaws

«Si los fieles detectan un intento de adoctrinamiento son los primeros en denunciarlo en la mezquita»

Mourad Bettache Federación Islámica de La Rioja

Los miembros de la Comunidad Islámica Al Firdaws, antes de que Alaa Mohamed Said llegara a la mezquita, ya sondeaban la posibilidad de cambiar su ubicación. Cuando asumió el puesto de imam, inició ese proceso de captación de fondos, «para la comunidad musulmana de Logroño» concretan los investigadores, con los que adquirió el local. Pero no lo hizo a nombre de la Comunidad Islámica Al Firdaws, sino que «sin consultarlo con los fieles de La Rioja, inscribió la propiedad a nombre de una entidad musulmana de Valencia que es afín a la causa de los Hermanos Musulmanes», explican fuentes próximas al caso. Los intentos de revertir esa propiedad a la comunidad riojana han sido infructuosos, algo que, junto al cierre de la financiación desde el Golfo Pérsico, ha derivado en la paralización de las obras. La estimación policial apunta que, en el mejor de los casos, habría invertido 1,2 millones en el centro.

«Tenía una facilidad extrema para traer dinero», apuntan varias fuentes, que también sospechan que Alaa Mohamed Said haya podido usar a la Comunidad Islámica Al Firdaws de Logroño para blanquear parte de los fondos recibidos. Los fieles de la mezquita le acusan de estafa.

Junto a esa financiación directa, los investigadores también han comprobado que alguna de las actividades que organizó Alaa Mohamed Said fueron sufragadas por organizaciones del Golfo Pérsico. Entre ellas la estancia durante un mes en Logroño de cuatro imames tildados de wahabitas por la inteligencia policial (Ahmed Ali Abdellatif, Aid Ali Kalifa Hasan, Said Abdelrrahim Mohamet Otman y Charhban Ismael Jer Azohri) y la visita del líder espiritual de los Hermanos Musulmanes en el 2010 (Safwat Hegazi). Detrás de esas actividades estaba el dinero de una entidad de Kuwait (Islamic Presentation Committee) y dos de Arabia Saudí (World Wide Association for Introducing Islam y The World Assembly of Muslim). El nexo de unión de las tres es la preservación «de la identidad de los musulmanes».

La mezquita repudia al imam

A medio camino entre la sorpresa y la indignación, los responsables de la mezquita de Villegas celebraban ayer «el trabajo de la policía y de la justicia» al tiempo que se desmarcaban de la actividad desplegada por Alaa Mohamed Said durante su paso por el centro. «Desde la Comunidad Islámica Al Firdaws no tenemos nada que ver con todo esto», explicaban tanto Mourad Bettache -secretario de la entidad además de presidente de la Federación Islámica de La Rioja- como Redouane Jalal. «No era un líder espiritual de la comunidad», completaban ayer en un comunicado en el que también rechazan «cualquier tipo de radicalismo y terrorismo». «Sabíamos que la policía le estaba investigando y habíamos escuchado algo de sus relaciones con los Hermanos Musulmanes», apunta Jalal, que si bien niega intentos de adoctrinamiento en la mezquita, reconoce que su presencia había generado tensiones en el centro.

«Desde hace un año, aproximadamente, no tenemos ningún contacto con él. Estuvo durante una temporada como voluntario dirigiendo el rezo de los viernes, pero ya no acudía a la mezquita», asegura Jalal. «Si alguien quiere adoctrinar ya no lo hace desde la mezquita, sabe a qué puertas llamar. Si los fieles detectan algo así, son los primeros en denunciarlo», completa Bettache. «Su expulsión es una liberación para la comunidad musulmana», agradecía un fiel del centro. Esa expulsión se prolongará durante 7 años en los que no podrá pisar ningún país del espacio Schengen.

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