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Los soldados se dirigen al polideportivo de Las Gaunas para resguardarse de la lluvia.

Logroño amanece rojigualda y pasada por agua

A las cinco de la mañana ya había gente apostada junto a las gradas de las autoridades para ver el desfile del Día de las Fuerzas Armadas | Cientos de soldados concentrados en la explanada del Palacio de los Deportes han aguantado estoicamente el chaparrón que ha caído durante más de una hora

Luismi Cámara

Logroño

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Sábado, 26 de mayo 2018, 11:28

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«¡Vaya día que ha salido!», comentaba un ciudadano. «De los buenos, buenos», respondía el militar con simpatía, la que han mostrado todos ellos durante estos días en las distintas exhibiciones y exposiciones organizadas con motivo del Día de la Fuerzas Armadas, que este domingo vive con el desfile su acto central. «¿Amainará?», preguntaba el primero. «Creemos que sí», volvía a contestar el otro, girando la cabeza con una sonrisa.

Eran las 9,30 de la mañana y Logroño sufría en ese momento un chaparrón que amenazaba con deslucir el desfile. Mientras, cientos de soldados se intentaban resguardar bajo alguno de los aleros y huecos del Palacio de los Deportes y de Las Gaunas. Allí se habían concentrado desde primera hora de la mañana como centro de encuentro desde el que dirigirse al punto de partida de Vara de Rey. Entonces, decenas de autobuses que les habían trasladado a la capital riojana (muchos de ellos llegaban de la residencia de la base de Araca en Vitoria) ya copaban la explanada entre los dos centros deportivos.

Pocos curiosos se acercaron a ver a los militares. El crudo y húmero día no daba pie a pasar alegremente por la zona.

A partir de las siete y media de la mañana comenzó el goteo de vehículos militares y, algo más tarde, empezaron a llegar los soldados con sus uniformes de gala dispuestos para desfilar.

De forma similar amanecía Vara de Rey, el gran centro caliente de la ciudad. Eso sí, ya a eso de las cinco de la mañana había un reducido grupo de personas esperando apostado junto a las gradas de las autoridades, casi en la confluencia con Pérez Galdós. Con silla de bebé, paraguas y alguna bolsa con algo que echarse a la boca, esos pocos conseguían por tempraneros el mejor sitio para ver el acto y a los Reyes.

Vídeo. la rioja

Era uno de los pocas cosas, junto a la vía desierta de coches y las vallas de seguridad, que hacían diferente este sábado de cualquier otro a esas horas de la mañana. Por lo demás, unos pocos coches, alguna ciclista dirigiéndose al trabajo, los habituales trasnochadores y los madrugadores transitando por sus aceras. Y el control de alcoholemia de la Policía actuando sobre el conductor de un coche, con pinta de haber alargado la noche, al que habían parado por ir 'haciendo eses' por la carretera. «Si es que, en un día como hoy, todavía hay gente que se la va buscando...», comentaba resignado uno de los policías a los que le había tocado hacer noche en la calle logroñesa.

A esas horas, chispeaba, paraba, llovía algo más fuerte y volvía a parar.

Vídeo.

A eso de las ocho, Vara de Rey comenzaba a tomar color rojigualda y a vivir un ajetreo de gente mayor. Algunos con sillas para aguantar la espera, y los indispensables paraguas... y eso que todavía no había comenzado a caer el amago de diluvio.

Con la calle animándose, la organización comenzó a entregar banderitas de España a todos aquellos que se acercaban a las vallas de seguridad. Entre las enseñas en los balcones que trufaban la vía y las de los ciudadanos en la calle, Vara de Rey tornaba en los colores nacionales.

Los primeros. A las 5.30 de la mañana ya había un reducido grupo de personas en Vara de Rey,
Los primeros. A las 5.30 de la mañana ya había un reducido grupo de personas en Vara de Rey,

Pero comenzaba a llover... cada vez más. Y los soldados, ya en masa en el área de Las Gaunas, veían que bajo el cielo amenazante la suerte que les esperaba llegaba pasada por agua. Alguno, con gracia andaluza decía que eso «no era ná», pero la mayoría buscaba cualquier recodo bajo el que escapar de la lluvia.

Con el Palacio dispuesto para acoger un torneo de ajedrez, sus responsables decidieron llevar a las diferentes compañías al cercano polideportivo de Las Gaunas en un informal pero espectacular desfile improvisado en el que algunos se lanzaron a avanzar al son de sus voces.

Los soldados se dirijen al polideportivo de Las Gaunas.
Los soldados se dirijen al polideportivo de Las Gaunas.

Pocas veces habrá tenido mejor entrada el polideportivo logroñés... y visitantes más elegantes. Los soportales de la calle Club Deportivo también se llenaban de uniformes entre civiles sorprendidos.

Esperaban a que la lluvia les diera tregua. Y se la dio.

A las diez de la mañana, el cielo se mantenía encapotado pero ya no calaba.

Los soldados se resguardan en el polideportivo de Las Gaunas.
Los soldados se resguardan en el polideportivo de Las Gaunas.

Quedaba esperar que aguantara así, por lo menos hasta poco después de la una, hora fijada para el final del desfile.

Mientras tanto, en Vara de Rey seguía creciendo el ambiente y en las calles colindantes comenzaban a colocarse los tanques, los cañones... Ya quedaba menos para que llegaran los Reyes.

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