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Fondos de pensiones de empresa

Finanzas... de andar por casa ·

Martín Torres Gaviria

Viernes, 20 de abril 2018, 18:14

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C omo he venido manteniendo últimamente en diferentes foros, el verdadero problema de las pensiones no es a qué parámetro se liga su revalorización, sino a la sostenibilidad del sistema. Dicho de otra manera, que se puedan seguir pagando sin tener que estar dependiendo de la situación económica del país, de la demografía o de la tentación política de cargarlas a las espaldas de los contribuyentes subiendo los impuestos. Pues bien, uno de los principales pilares para dar solidez futura, sin las dependencias antes descritas, son los Fondos de Pensiones de Empleo, también llamados Planes de Pensiones de Empresa. Este sistema, que debería estar instaurado en todas las firmas de España, hace que los trabajadores capitalicen, a su nombre, aportaciones realizadas por la propia empresa de acuerdo al convenio que se establezca entre empresa y trabajadores y que, además, puedan hacer aportaciones propias. Este pilar será fundamental en su jubilación, porque es suyo y no va a depender ni del número de cotizantes de ese momento, ni de los presupuestos del Estado. Es lo que se hace en los sistemas de pensiones más idóneos y sostenibles de Europa: Dinamarca y Holanda. Y, por supuesto, está muy extendido en el resto de países.

Si por lo dicho hasta ahora no fuera suficiente, ante los bajos tipos de interés actuales es una muy buena alternativa. Según un estudio de la situación del ahorro colectivo en España realizado por Mercer y Esade Business School, mientras las rentabilidades netas de los fondos de inversión y fondos de pensiones individuales, en los últimos diez años, han estado entre el 1,40% y el 1,70% respectivamente, la de los fondos de pensiones de empleo ha llegado al 3%. La razón fundamental de esta diferencia sustancial de rentabilidad estriba en que las «comisiones de control» de los trabajadores les imponen a las gestoras objetivos de rentabilidad y retribuciones variables ligadas única y exclusivamente a los objetivos. Y fundamentalmente porque si no se cumplen los objetivos de rentabilidad marcados, no tienen «pereza» en cambiar de gestora. Y para una gestora perder un fondo de pensión de empleo de una empresa supone quedarse de golpe sin un volumen importante de patrimonio, aportaciones, partícipes y, sobre todo, comisiones. Siempre he abogado porque las comisiones que cobran las gestoras de los fondos fueran a éxito. Estoy seguro de que cambiaría sustancialmente el panorama de las rentabilidades de los fondos.

El Gobierno acaba de reactivar las aportaciones de los planes de empleo de los funcionarios y, desde mi punto de vista, debería ponerse manos a la obra e incentivar la instauración de este sistema en todas las empresas. Es curioso que siempre que este tema sale a la palestra aprovecha la izquierda rancia para demonizarlo. Aprovechando para atacar al ponente (da igual quién sea) y decir que está al servicio del capitalismo porque es beneficiar a la banca y a las gestoras de fondos de inversión, ¿les suena? Pues para reírse, más bien para llorar, son las últimas noticias referidas al tema. Pedro Sánchez, azote de los planes de pensiones privados y de los consejos institucionales de que debemos ahorrar, resulta que es titular de un plan de pensiones privado por más de 85.000€. Ahí no termina el tema, UGT y CCOO, líderes en la crítica y oposición a los planes de pensiones privados, están ganando comisiones de intermediación ofreciendo planes de pensiones privados a sus afiliados. Que conste que no estoy en contra de que Pedro Sánchez tenga su plan de pensiones y de que los sindicatos los incentiven. Es más, me encanta Lo que sí estoy en contra es de la hipocresía y, sobre todo, de la incoherencia. Esto me recuerda a un popular dicho: Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga.

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