La Fiscalía mantiene la petición de 7 años para el presunto agresor de la sala Macao

Así, el Ministerio Fiscal mantuvo su petición inicial de 7 años de prisión al considerar que aquella madrugada D.A.P.E. trató de acabar con la vida del portero de la discoteca Macao golpeándole con una navaja o similar en la zona central del pecho. El chaleco antibalas que portaba el veterano jefe de seguridad de la sala evitó que el ataque provocara mayores heridas que algún que otro rasponazo en la zona del cuello y de la oreja, según declararon en la segunda jornada del juicio las médicos forenses.

Así, según el relato de hechos que desde el primer momento defendió el Ministerio Fiscal, D.A.P.E. acudió a la discoteca Macao de la calle Duquesa de la Victoria y se encontró con otro joven «con quien había tenido problemas con anterioridad». Hacia las cinco horas de aquella madrugada este joven se acercó a un portero del establecimiento, al que le dijo que el acusado le había amenazado con un cuchillo. Los vigilantes condujeron a D.A.P.E. hasta el hall de acceso en donde mantuvieron una discusión que hizo que llegara el jefe de seguridad de la discoteca. Entre los tres, después de una intensa discusión en la que incluso le dieron una patada cuando intentó llevarse las manos a los bolsillos «para evitar que utilizara el posible cuchillo», dice el fiscal, consiguieron sacarle del establecimiento.

D.A.P.E. regresó segundos después al interior con un arma en la mano con la que atacó al jefe de seguridad de la sala al que le golpeó «repetidamente en la zona del cuello y del pecho». El chaleco antibalas, que evitó que fuera alcanzado en el cuerpo, presentaba a la altura del pecho «nueve perforaciones», completa la versión del fiscal.

Con idéntico relato de hechos, el letrado de la acusación particular, José Miguel Garriga, explicaba a este periódico que ha mantenido la misma petición que el Ministerio Fiscal: «Le imputamos un intento de homicidio con el agravante de reincidencia. En cualquier caso hemos dejado en manos del tribunal la posibilidad de que aprecie la existencia de alevosía y le condene por un intento de asesinato», lo que incrementaría la condena final.

La letrada de la defensa, tal y como había solicitado desde el primer momento y como sostuvo su cliente durante su declaración en la primera jornada del juicio, defendió la inocencia de su cliente y solicitó su libre absolución.