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Sergio Ferreira do Santos posa en Logroño con sus dos perros perdidos, Lobo y África Diego Marín A.

Un final feliz milagroso

Casi un mes después de perderlos en la Sierra de la Demanda, el corredor de canicross Sergio Ferreira encuentra a sus dos perros

Diego Marín A.

Logroño

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Martes, 29 de agosto 2017, 17:48

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El ciclista calceatense Sergio Mora emprendió el célebre ascenso a Valdezcaray en bicicleta el pasado viernes 25 de agosto cuando, mediado el puerto, se encontró con un perro medio muerto tirado en la carretera que, al verle, intentó levantarse y seguirle. El ciclista se paró, le calmó, se tumbó junto a él y llamó a su esposa para que acudiera a buscarlos. No sabía que esa perra de raza grifón, flaca como un esqueleto, era África, a quien su dueño buscaba desde hacía casi un mes. Cuando su esposa los recogió, condujeron hasta la Clínica Veterinaria Santo Domingo y allí leyeron el chip del animal, lo identificaron y llamaron a su dueño. Esta historia acabó, por fin, con final feliz.

«Estaba tomando un café con mi mejor amigo cuando me llamaron. No me lo creía y me puse a llorar. Cogí el coche y fui corriendo a Santo Domingo junto a Lobo», recuerda el joven logroñés Sergio Ferreira do Santos.

El pasado 31 de julio Sergio Ferreira acudió con sus dos perros, el husky Lobo y la grifón África, a practicar senderismo y canicross, puesto que compite con los dos en la Liga Rioja Motor como miembro del Club Canicross Rioja. Al hacer cumbre en Campos Blancos (2.054 metros), Sergio soltó a sus mascotas, estas empezaron a jugar y, al descubrir el rastro de otro animal, salieron disparados en su búsqueda. El instinto les cegó. Sergio no les volvió a ver. Pasó toda la tarde buscándolos, sin resultado.

«Cuando me llamaron no me lo creía y me puse a llorar»

Durante semanas el dueño de los dos perros ha acampado en Campos Blancos esperando que sus perros regresaran, pero no volvían. Ha recorrido buena parte de la Sierra de la Demanda corriendo, en bicicleta y en moto buscándolos, sin fruto. Las esperanzas empezaban a perderse cuando, de pronto, alguien vio a Lobo en la aldea ezcarayense de Azárrulla el 6 de agosto. Aquello le insufló ánimos y cuatro días después Lobo fue encontrado «débil y asustado» en Pozo Negro por un cazador de Fresneda de la Sierra (Burgos).

Unos días después, una pista condujo a Sergio al pueblo burgalés Robredo Sobresierra, alguien creyó ver a África allí, y pasó un fin de semana entero buscándola, sin suerte. Había sido una falsa alarma. «No perdimos la esperanza, a pesar de tantos días de búsqueda desesperada», confiesa Sergio. Hasta que, de pronto, África apareció no muy lejos de donde se había perdido. «Fue brutal. África me cambió la vida porque es un amor de perra, soy vegetariano por ella, hice el Camino de Santiago con ella... ¡Daría cualquier cosa por ella!», reconoce Sergio Ferreira, quien adoptó a su perra en la Asociación Protectora de Animales en La Rioja.

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