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Los cinco moteros logroñeses llegan a Santiago

Los cinco moteros logroñeses llegan a Santiago

La expedición solidaria 'Dos caminos y una sonrisa' de la asociación KM Solidarity alcanza el ecuador de su reto al llegar a la plaza del Obradoiro

Diego Marín A.

Logroño

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Lunes, 30 de abril 2018, 21:27

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La caravana 'Dos caminos y una sonrisa' de la asociación KM Solidarity ya ha llegado a Santiago de Compostela. El pasado 27 de abril los moteros riojanos Eduardo San Vicente, Ismael Santamaría, Jesús Vicario, Pablo Sáenz y Javier Hornos partieron desde Logroño rumbo a Santiago en una peculiar peregrinación. Aunque recorrieron el Camino de Santiago por carretera con sus motocicletas BMW F 800 GS, nombrados 'Embajadores Solidarios Motorrad España', con la bendición del célebre padre Ángel de la ONG Mensajeros de la Paz y en colaboración con los centros de discapacitados intelectuales de Plena Inclusión (FEAPS), el objetivo no era tanto el reto personal de completar la ruta jacobea sino prestar ayuda en determinados puntos del recorrido.

A lo largo de toda su ruta han ido parando en diferentes localidades con centros de FEAPS para pasar un tiempo con sus usuarios, que conozcan sus motos y, también, organizando chocolatadas solidarias. Una vez alcanzada la plaza del Obradoiro en Santiago de Compostela, ahora queda regresar a Logroño por la ruta del Cantábrico, con parada en Gijón y Santander. La llegada se espera para el próximo sábado. «Estamos muy ilusionados, ha sido todo muy gratificante», valora Eduardo San Vicente.

Antes de iniciar su recorrido colaboraron en la III Carrera de la Mujer por la investigación escoltando a las primeras corredoras. La primera etapa les condujo hasta Frómista (Palencia), donde lograron reunir a 400 personas en la primera chocolatada solidaria que organizaron para recaudar fondos. Después han pasado por Ponferrada, Tapia de Casariego y ayer ya celebraron una chocolatada en Santiago de Compostela, junto a la asociación Aspas, para un centenar de personas. Todo sin incidentes, sólo ayer, entrando al aparcamiento del hotel, sufrieron una pequeña caída, sin consecuencias, pero es que la etapa fue dura. «Desde Cebreiro, que son 240 kilómetros, tardamos casi 5 horas porque nos cayó granizo, nevó… fue una ruta muy dura y acabamos muy cansados», recuerda Eduardo San Vicente.

Sin embargo, todo ese cansancio desaparece cuando logran generar sonrisas. Cuando paran en un centro para discapacitados y esos ven sus motos se les cambia la cara. «Con subir a las motos su cara de alegría es ya espectacular, y, para ellos, tocar el claxon es lo más», afirma Eduardo.

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