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«La cifra de denuncias falsas que llegan a este Juzgado es ridícula»

«La cifra de denuncias falsas que llegan a este Juzgado es ridícula»

Luis Miguel Rodríguez | Juez de Violencia sobre la Mujer de Logroño ·

Luis Miguel Rodríguez rechaza que se vea al maltratador como a un enfermo y aboga por dar una respuesta judicial «severa» al machismo

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Viernes, 24 de noviembre 2017, 18:15

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El titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Logroño, Luis Miguel Rodríguez Fernández, transmite a las víctimas que los sistemas judicial y policial no son hostiles para ellas y que deben sentir que acudir a ellos es «algo natural, donde se les trata bien y donde, lo más importante, se les escucha».

-El año pasado aumentó el número de denuncias. ¿Las mujeres son más conscientes de que no deben ocultar su sufrimiento?

-Se denuncia más porque hay una mayor conciencia social de la necesidad de hacerlo. No quiere decir que haya más o menos violencia, o que estemos mejor o peor. Simplemente indica que los mecanismos judiciales a la hora de abordar este problema funcionan. Si se acude más a ellos es porque la gente confía más. También hay violencia que no viene aquí por muchas razones, porque la mujer sigue estando oprimida en su entorno de violencia o porque muchas veces se hace la separación y lo que la mujer quiere es olvidar lo que ha vivido. Lo cual es comprensible.

-Aun así todavía se desconoce de la dimensión del problema.

-La gran bolsa de la violencia sigue sin salir adelante, en efecto.

-¿Estamos entonces ante un número insuficiente de denuncias?

-No me atrevo a decirlo. Lo que me preocupa e interesa no es que haya muchas o pocas denuncias, sino que las que haya tengan una respuesta adecuada por parte de la Justicia. E, incluso, me parece que en determinados casos se tiene que respetar que la mujer no quiera denunciar, siempre y cuando ella esté en un entorno cómodo y viva tranquila.

«La violencia sobre la mujer todavía es peor en el medio rural»

El titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer confirma que «la violencia todavía es peor en las zonas rurales que en las urbanas porque el aislamiento personal y social de las víctimas es más acusado, en especial entre las mujeres extranjeras». Desde la Justicia «poco» se puede hacer porque el Juzgado de Logroño asume una serie de pueblos más o menos dispersos. Así que la solución pasa porque las mujeres inmigrantes «se integren», ya que en ese momento «salen del círculo de la violencia». «Yo he visto aquí mujeres que se deciden a denunciar cuando aprenden español y van a cursos, acceden al mercado laboral y son independientes económicamente al salir de sus casas», concluye.

-La Rioja es una de las comunidades donde mayor número de víctimas rehusa declarar. ¿Debe suprimirse esa dispensa?

-Hay un artículo en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el 416, que dispensa de declarar en determinados casos por una relación de parentesco y afectividad. No es un derecho de no declarar de la víctima sino que es un derecho de apartarse del proceso o de no iniciarlo cuando se da esa relación. El 416 es un artículo muy delicado. El Pacto de Estado para la Justicia ha propuesto que ese artículo sea suprimido en los supuestos de violencia sobre la mujer. Es decir, que la mujer, desde que ha iniciado el proceso hasta que concluye, no se pueda apartar de él. Eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes porque nos puede llevar a unas consecuencias que ahora mismo no podemos adivinar. Por ejemplo: que las mujeres dejen de denunciar, que denuncien menos o que se vean abocadas a no poder reconciliarse con sus parejas. Por eso no se ha querido tocar. No sé cuál será el alcance de la modificación legal que se realice, pero lo que no es lógico es que eso se restrinja a los casos de violencia sobre la mujer y no a los demás procedimientos.

-Este problema sólo es prioritario para el 1% de la población y prácticamente tres de cada diez jóvenes lo normalizan. De hecho, a su Juzgado llegan muchas denuncias los lunes por discusiones de parejas en discotecas.

- Este problema transciende lo judicial. Desde el punto de vista de la educación no hemos avanzado mucho. No hay más que oír las canciones o las cosas que se ven en los 'realitys' de las cadenas de televisión. No voy a decir que es algo que esté socialmente aceptado, porque cada día se rechaza más, pero se rechaza un poco de cara a la galería y luego se normaliza.

«No hay banalización alguna»

-¿Está fallando la educación?

-Sí. Hay que educar en valores de respeto y de no permisividad a la violencia en cualquier ámbito.

-¿Se ha banalizado la violencia machista por las denuncias falsas?

-No, no. Yo no veo las denuncias falsas como un problema, ni siquiera como una realidad palpable. El porcentaje de denuncias absolutamente falsas que nos llegan es ridículo. Puede haber denuncias inexactas, que cuenten las cosas de una manera que haga pensar que han sucedido de otra, pero montarse un relato irreal no ocurre nunca o casi nunca.

-Éste es con seguridad el Juzgado de Violencia sobre la Mujer más moderno de España: garantiza la privacidad de las víctimas, se puede grabar... Aun así, ¿echa en falta algún medio más en concreto?

-Se puede trabajar en distintos campos. Por ejemplo, sería deseable que las mujeres pudieran tener en este Juzgado el apoyo de una trabajadora social. Suelen venir acompañados de trabajadoras sociales municipales, pero aquí no ofrecemos ese servicio. Y también se podría hacer un seguimiento a quienes se les ha impuesto una orden de alejamiento porque el impacto psicológico en muchos casos les hace sentirse más agresivos.

-¿El maltratador asume el daño causado? ¿Se arrepiente?

-No hay un prototipo y, de hecho, algunos se arrepienten. Pero, desde luego, lo que no se puede hacer es verlos como enfermos o como personas que tienen un trastorno. Siempre o casi siempre, son conscientes y responsables de lo que hacen por su machismo y agresividad.

-Y ¿se les puede reeducar?

-Reeducar es como decir que se les va a quitar la agresividad o el carácter machista y que van a comprender que sus comportamientos responden a unos prejuicios que deben abandonar. En algunos casos sí se puede lograr, pero en otros, no.

-¿Es necesario elevar las penas?

-No diré que son grandes, pero tampoco son mínimas. Yo no creo que sea tanto eso, porque no va a tener un efecto disuasorio de cara a evitar muertes, como elevar la certeza de que esas conductas van a tener una respuesta judicial severa y de que no piensen que pasar por este Juzgado es una mañana perdida.

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