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«Los calados están muy cotizados en Rodezno, es difícil conseguir uno»

Arquitectos e ingenieros destacan positivamente el barrio de bodegas de esta localidad riojalteña, del que sus habitantes presumen con orgullo

M. CASADO

Rodezno

Martes, 6 de marzo 2018, 21:16

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Es invierno y el sol va cayendo con sus tonos dorados. Quizás porque es precisamente invierno solo se oye el ruido del viento húmedo desde lo alto del barrio de bodegas de Rodezno. Por ello y porque hace un buen día para podar y eso propicia que los agricultores se afanen en esta tarea de la viña y dejen desiertas las bodegas.

Junto a una zarcera (o chimenea de ventilación), al lado de una trampilla, por la que antaño se introducía la uva y caía por gravedad, uno se plantea los siglos que suma este barrio. Desde épocas medievales, desde el Renacimiento, desde... Quién sabe realmente cuándo surgen estos barrios riojanos que se erigen como los testigos de una actividad, la vitivinícola, que acompaña a los habitantes de esta región desde tiempos inmemoriales.

Pero en el caso de Rodezno los expertos lo encumbran y destacan como un ejemplo por su buen estado. Javier Arizcuren, arquitecto que ha liderado el estudio de esta localidad para el convenio entre Gobierno de La Rioja y COAR, lo tiene claro: «En el pueblo están convencidos del valor que tiene este patrimonio y por eso lo cuidan con esmero, están rehabilitadas, se respeta su fisionomía...», subraya.

La riqueza de varias de sus bodegas es resaltada por arquitectos e ingenieros. Y los habitantes de Rodezno se sienten orgullosos de ello y en cuanto se les demanda colaboración se vuelcan en ello, siempre que las obligaciones agrícolas lo permiten. Así llega este diario a las instalaciones de Eduardo Manzanos. Le acompaña su padre Joaquín, quien heredó la bodega de su progenitor Amador. Con un pequeño recibidor y un acogedor merendero en la parte superior, decorado con útiles antiguos, las atenciones se las lleva el calado.

«Hace muchos años que ya no elaboramos vino aquí, pero sí que tenemos unas barricas para envejecer para consumo propio», explica Eduardo Manzanos. «Todavía recuerdo cuando hicieron el depósito, era pequeño, y habrán pasado unos 70 años», añade su padre.

«En el pueblo están convencidos del valor que tiene este patrimonio y lo cuidan y rehabilitan»

javier arizcuren / arquitecto

Ahora su actividad es de uso lúdico, como la mayoría de las demás bodegas. «El 80% proviene de herencias, va pasando de unos familiares a otros», apunta Joaquín. La gente del pueblo no quiere desprenderse de ello. «Están muy cotizados los calados, siempre se les ha dado valor y, en general, se han mantenido. Se buscan bodegas, pero es complicado conseguir una», asegura Eduardo. Las sensaciones de los arquitectos e ingenieros se cumplen: los calados son profetas en Rodezno.

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