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Las bodegas tradicionales, un ejemplo de arquitectura bioclimática y de eficiencia

La mayor parte de calados de los barrios de bodegas en La Rioja se utilizan para uso recreativo, pero todavía se encuentran casos de elaboración y cría

M. CASADO

Cuzcurrita

Martes, 6 de marzo 2018, 21:17

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En la actualidad, gran parte de las bodegas tradicionales, de las enclavadas en los barrios de los pueblos riojanos, se dedican a uso recreativo como merenderos. Pero hace no tanto tiempo su utilización era la originaria, elaborar y criar vino. «Son un ejemplo de arquitectura bioclimática, de aprovechamiento óptimo de los recursos naturales y humanos y de eficiencia energética», apunta la arquitecta investigadora Marta Palacios.

Casi todo en estas bodegas subterráneas que minan La Rioja tiene su sentido: la ubicación, sus tuferas o sus conductos de ventilación... Así lo pudo comprobar la ingeniera agrónoma Elena López Ocón durante su tesis 'Caracterización de los barrios de bodegas subterráneas de la DOCa Rioja.

Estudio y comparación de sus condiciones interiores con las nuevas bodegas comerciales' (2015). «Son espacios donde la temperatura es prácticamente constante, sin climatización, de modo natural. La humedad es más alta, pero para eso cuentan con sus sistemas de ventilación, las llamadas zarceras, que evitan el desarrollo de mohos. De hecho, hay barrios que las han tapado y tienen problemas», explica la ingeniera.

López Ocón forma parte de un grupo de investigación de la Universidad Politécnica de Madrid y en ella se están estudiando otros lugares con barrios de bodegas. «Existen en otros sitios, como Ribera de Duero, pero es verdad que en La Rioja hay muchos y muy variados», recalca.

«En realidad, en las bodegas comerciales ahora se busca lograr lo mismo que se conseguía de forma natural en las bodegas tradicionales: la estabilidad térmica y técnicas como el uso de la gravedad y la eficiencia energética», añade.

Partidaria de su posible valor como reclamo turístico, si tuviera que destacar algún barrio por su singularidad en la tipología, López Ocón señala Grávalos y Arnedillo, con bodegas pequeñas pero diferentes, así como Cordovín, con varios tipos de barrios en el mismo municipio.

Pretium, una vuelta al origen

Los casos de bodegas tradicionales donde se elabora el vino como antaño son escasos. Sin embargo, todavía quedan algunos. Un ejemplo es el de Berta Valgañón. Natural de Villaseca, hace dos años decidió comenzar a poner en marcha su sueño: su propia bodega, de la forma que lo habían hecho sus antepasados, en un calado tradicional, en un barrio de bodegas. Así arrancó la historia de Pretium Bodega, enclavada en el monte de El Bolo, en Cuzcurrita de Río Tirón, donde su tío Agustín tenía un calado, pero ya no elaboraba vino.

«Mi apuesta es por la menor intervención posible, con viñedos en algunos casos centenarios, no clarifico y no filtro el vino. Aprovecho al máximo las condiciones climáticas naturales de la bodega, son instalaciones sostenibles energéticamente», explica mientras coge muestras de sus barricas. Con una producción anual de unas 1.500 botellas en blanco y 3.000 en tinto, Valgañón (ingeniera agrónoma) trata de hacerse un hueco en la DOCa Rioja y de convertir lo tradicional y auténtico en su reclamo para el enoturismo. «Por ello estoy luchando», concluye.

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