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LUIS J. RUIZ
LOGROÑO.
Lunes, 18 de septiembre 2017, 23:49
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La sala de la Audiencia Provincial de La Rioja retomó ayer la actividad tras el obligado parón de agosto, mes inhábil en cuestiones judiciales. Lo hizo con la vista oral del proceso que se sigue contra C.S.S., un vecino de Logroño al que el Ministerio Fiscal imputaba un delito de homicidio en grado de tentativa que el propio acusado acabó por reconocer para así acceder a una pena más benévola en sus términos finales.
Fue una sesión breve en la que el Ministerio Fiscal presentó ligeras modificaciones de su escrito de calificación para, frente a la inicial pena de 6 años de prisión que solicitaba, acabar demandando una condena de cuatro años y nueve meses que el ya condenado aceptó. Y es que la acusación pública hizo hincapié en que «el acusado tiene un trastorno mental y de comportamiento debido al consumo de drogas y un retraso mental leve que produce una merma en sus capacidades cognitivas y volitivas en relación a los hechos cometidos».
De manera paralela, y frente a lo que inicialmente se sostenía, C.S.S. ha aceptado hacer frente al abono de una indemnización de 20.000 euros a la víctima por las heridas y cicatrices sufridas más los intereses legales, así como los gastos de curación que precisó y que se fijarán en la ejecución de la sentencia. La primera petición de la Fiscalía cifraba esa indemnización en 12.000 euros.
Los hechos, reconocidos por que C.S.S., y por los que ha sido condenado se remontan al 19 de junio del año 2015. A primera hora de aquel día mantuvo una acalorada discusión en la calle Cigüeña con la víctima. Inicialmente, todo quedó ahí, ya que condenado y víctima separaron sus caminos, pero C.S.S. acudió a su domicilio, ubicado en un edificio del paseo del Prior de Logroño y, tras coger un cuchillo, regresó a la zona en la que había mantenido la refriega para buscar a la víctima.
Su búsqueda obtuvo resultado ya que le acabó localizando en avenida de la Paz, a la altura del número 49, junto a una entidad financiera y una librería. Allí retomó la discusión verbal hasta que, en un momento dado, el condenado sacó el cuchillo y se lo clavó en el costado izquierdo, debajo del pectoral, afectando al ventrículo y provocándole un neumotórax que pudo costarle al vida si no se hubiera actuado rápidamente por los servicios sanitarios mediante una intervención quirúrgica.
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