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Una vecina de Cirueña ejerce su derecho al voto en las elecciones de 1977 en la escuela, usada como colegio electoral. :: luis brox
Voces riojanas en la noche que nació        la democracia

Voces riojanas en la noche que nació la democracia

La Rioja votó en tromba hace hoy 40 años y replicó los resultados nacionales: UCD a la cabeza y el PSOE en segundo lugar

Carmen Nevot

Jueves, 15 de junio 2017, 08:37

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logroño. Hace hoy 40 años se celebraron las primeras elecciones de la Democracia. Era el 15 de junio de 1977 y se vivía un proceso «irrepetible», según coinciden testigos de aquella época, que marcaría un antes y un después en un país que cerraba décadas de dictadura con el ya fallecido Francisco Franco. Políticos y ciudadanos de a pie se estrenaban unos como votantes y otros como receptores de aquellos primeros sufragios y los periodistas que también debutaban en unos comicios se esmeraron en ejercer una labor casi pedagógica con los 167.563 potenciales votantes. Ese fue el censo para las primeras elecciones, las del 'Habla, pueblo, habla' y de la 'Libertad sin ira', al que desde las páginas de este diario, que sirvieron como manual de instrucciones, se ofrecían consejos de las funciones precisas en una mesa o incluso cómo ejercer ese derecho al voto.

El 14 de junio, el día antes de la gran cita de todos los españoles con las urnas, el vicepresidente primero del Gobierno, el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, animaba a acudir a las urnas porque «la empresa es de todos», dijo. A través de RTVE, a las diez de la noche, explicaba que comparecía ante todos los españoles para pedirles, en nombre del Gobierno, que «no duden en cumplir el deber de ciudadanía que supone el acudir a las urnas para depositar su voto. El abstenerse significa inhibición y España necesita de todos los españoles».

La entonces provincia de Logroño -no sería La Rioja hasta 1980- acudió en tromba a votar a lo largo y ancho de una jornada que se prolongó hasta altas horas de la madrugada y que se caracterizó por poner el colofón a unos días de fiesta en los que participaron todos los partidos que aparcaron las discrepancias para ganar la batalla con la palabra. Votó un histórico 85,5% del censo y aquí, en esta pequeña región al norte de España, se replicaron los resultados nacionales. La UCD barría con el 41,3% de los votos, seguido del PSOE de Felipe González (26,3%) y de Alianza Popular (14,4%).

Luis Apostua y José María Gil Albert (ya fallecidos) por UCD, Javier Sáenz Cosculluela (PSOE) y Álvaro Lapuerta (AP) fueron los primeros representantes por Logroño en el Congreso, mientras que al Senado acudieron Álvaro Ruiz de Viñaspre, Carmelo Fernández y Aurelio Ibarrondo por UCD y Félix Palomo por Rioja Democrática, siendo este último el único que sigue vivo de los primeros riojanos que pisaron la Cámara Alta.

Javier Sáenz Cosculluela (PSOE) es, junto a Álvaro Lapuerta (AP), una de esas voces vivas que cuenta en primera persona para Diario LA RIOJA cómo esculpieron la Democracia. «Fue emocionante recuperar una Constitución libre democrática y volver a traer paz institucional a este país». «Lo que ocurrió en España fue un milagro», asegura. «La población ansiaba un sistema democrático, porque la gente se prestó, lo mismo que los diputados constituyentes, a buscar el diálogo y el entendimiento».

En definitiva, para Sáenz Cosculluela, que llegó a ser ministro de Obras Públicas con Felipe González, «fue una época en la que no hubo odio en la política y eso que los protagonistas de entonces habíamos tenido una experiencia muy amarga con la dictadura». Además, señala, «hicimos la Constitución en un marco en el que el odio estaba ausente. Los de enfrente eran adversarios, no eran enemigos, cosa que ahora no ocurre porque alguien ha traído el odio a la política». Entonces, comenta que primó la inteligencia emocional de los españoles y de los políticos.

Félix Palomo vivió desde el Senado los primeros días de una democracia que se consolidaba de forma serena. «Fue un momento irrepetible», cuenta, al que llegó casi por casualidad. Siempre había estado comprometido «con la defensa de los más débiles, con la justicia y la libertad» desde su programa en Radio Rioja. Y un día cualquiera, cuando ya se pergeñaba el primer proceso electoral de la democracia -las últimas elecciones se habían celebrado 41 años antes- recibió una llamada de Sáenz Cosculluela invitándole a formar parte de la candidatura unitaria de fuerzas progresistas. Sólo necesitó 2 o 3 días para darle un sí. A partir de entonces se metió de «golpe y de lleno» en la política «en mayúsculas», como la define él. Saboreó cada minuto que pasó en la Cámara, incluso confiesa que acudía un cuarto de hora antes de los plenos para hablar con sus grandes amigos, como el escritor y humanista José Luis Sampedro, a quien califica de «pozo de sabiduría», porque «de la política he conseguido poco material, pero de la riqueza que realmente importa, de grandes amigos, soy millonario», sostiene.

Palomo, que años después se afilió al PSOE y que sería el primer presidente de la llamada Asamblea Legislativa de La Rioja, recuerda que en su candidatura iba Miguel Boyer, sobrino nieto de Amós Salvador, a quien Sáenz de Cosculluela metió por recomendación de Enrique Múgica. El día después, tras haber disfrutado la noche electoral en la Casa del Cuento, le invadió una sensación mixta, de alegría por un lado y de tristeza por otro, porque su amigo y compañero de campaña en La Rioja, Miguel Boyer, se había quedado fuera.

Jesús Gil Gibernau también se quedó a las puertas. Concurría con el Partido Socialista Popular, liderado por Enrique Tierno Galván, y recuerda una campaña en la que primó el entusiasmo «de unos jóvenes que apoyábamos un cambio radical de España». Apenas tenían medios económicos. Para los mítines alquilaban salas que debían abonar con los donativos de los asistentes y el poco gasto en cartelería «lo pagábamos a escote». Entonces cuenta que «era habitual que en algunos mítines la gente se tapara la cara; había temor al ruido de sables pasados». La noche electoral la pasó en la sede del partido, en un pisito que les habían dejado y se mantenían informados por la radio. Nunca perdieron la esperanza «de poder salir, pero en La Rioja los votos que tuvimos no fueron suficientes, a pesar del esfuerzo que hicimos». Su carrera política acabaría poco después, «cuando el partido al que pertenecía fue absorbido por el PSOE. Hubo muchos compañeros que no quisimos continuar a pesar de que las ofertas podían ser egoístamente interesantes. Me quedé con esa pena porque la política la siento y me gusta».

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