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Monumento a la convención de Santa Coloma.
Riojanos antes de Santa Coloma

Riojanos antes de Santa Coloma

Las aspiraciones provincialistas despertaron décadas antes de la convención del año 1812

Sergio Martínez

Viernes, 9 de junio 2017, 10:05

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El 8 de diciembre de 1812, Santa Coloma acogió una convención que ha pasado a la historia de nuestra región como el principal referente de las reclamaciones provincialistas riojanas. Allí, en plena Guerra de la Independencia, se celebró una Junta que reunió a los comisionados de 59 localidades, que debatieron una serie de propuestas que enviar a las Cortes de Cádiz, entre las que se encontraba la creación de la provincia de La Rioja, que surgiría unos días después como Diputación Provincial. Una experiencia efímera que terminó con el regreso de Fernando VII al trono de España dos años después, pero que sirvió para comenzar a hacer realidad una aspiración que se había gestado en anteriores décadas.

Debates sobre los límites de la provincia

  • Los límites de La Rioja nos parecen claros hoy en día, pero a lo largo de su historia ha habido varios intentos por establecerlos con claridad, tomando diferentes fuentes remotas en el tiempo. Una labor que asumieron aquellos que empezaron a pensar en la región como una provincia independiente, antes incluso de la celebración de la convención de Santa Coloma en 1812.

  • Una de las referencias más antiguas nos lleva hasta el año 1704, en el que fue editado por Domingo Hidalgo de Torres y la Cerda Compendio Historial de la provincia de La Rioja, libro en el que se recogía un texto de Fray Mateo de Anguiano, un fraile capuchino que buscaba establecer los límites de la región riojana «Es un valle a modo de una S, (...) que comienza desde Villafranca de Montes de Oca, hasta la Villa de Agreda». Curiosamente el fraile citaba dos localidades que hoy forman parte de Burgos y Soria, provincias de las que buscaba separarse La Rioja en aquellos tiempos.

  • El documento de Mateo de Anguiano sirvió posteriormente como punto de partida a las aspiraciones provincialistas riojanas y fue citado en una reunión de la Real Sociedad Económica de La Rioja Castellana del año 1805, celebrada en Logroño. En ella, Juan Antonio Llorente realizó su Disertación geográfica para demostrar cual deba ser la extensión de La Rioja, en la que reclama la inclusión en la Sociedad de otras localidades riojanas, tomando como referencia los citados límites de Fray Mateo de Anguiano. «De este modo se hubiera logrado agregar a la Sociedad 17 villas y 83 aldeas más», recogía el Acta de la reunión.

Las primeras iniciativas regionalistas del siglo XVIII surgieron en torno a asuntos económicos, uno de los primeros que siempre mueven la identidad y defensa de los territorios. Y como no podía ser de otra manera, en La Rioja el protagonista fue el vino. En el año 1729 dio sus primeros pasos la Junta de Cosecheros de Vino, que buscaba la defensa del sector frente a productores y comerciantes de regiones limítrofes, una mejora de los caminos y puentes, regular el comercio del vino e impulsar su consumo.

La Junta de Cosecheros de Vino supuso la unión de numerosos e ilustres representantes de localidades principalmente de La Rioja Alta y su éxito fue el germen de otra importante institución en esos años en los que la región empezaba a tener conciencia de sus identidad: la Real Sociedad Económica de La Rioja Castellana. Desde su propio nombre define esa diferenciación riojana frente a las provincias de Burgos y Soria, entre las que estaba repartido su territorio.

En el año 1783, representantes de 54 pueblos riojanos pusieron en marcha la Real Sociedad Económica de La Rioja Castellana, que durante siete años fue dando pasos en su creación, con el beneplácito primero del rey Carlos III y posteriormente de su hijo Carlos IV. La casa de Don Francisco Antonio de Tobía y Ubago, en Fuenmayor, fue el escenario de varias reuniones, siendo la más importante de ellas la de las primeras Juntas Generales que en el año 1790 suponían la constitución oficial de la Sociedad.

El trabajo de la Real Sociedad Económica de La Rioja Castellana tenía intereses similares a los de aquella Junta de Cosecheros de Vino, pero fue un paso más allá, luchando contra los impuestos al vino y aglutinando en torno a ella a más pueblos riojanos, pese a que al principio también se constituyó en torno a la mitad alta de La Rioja. Impulsaron proyectos de obras públicas fundamentales para el futuro desarrollo de la región, como los caminos que unían Logroño con Gimileo y Cenicero con Calahorra o la restauración de puentes en Alfaro y Logroño.

Los intereses económicos fueron fundamentales en esas primeras aspiraciones provincialistas, pero la Guerra de la Independencia empezó a poner el foco en cuestiones políticas y militares. Precisamente durante la ocupación francesa de España tuvo lugar el primer intento por reconocer a La Rioja como provincia, en el año 1808, y fue curiosamente por parte de un alcalde afrancesado de Logroño, Juan Ramón Ruiz de Pazuengos, según recoge el Libro de Actas del Ayuntamiento de la ciudad: «Creyendo que sea esta la ocasión de lograr que esta Ciudad quede eximida de la sujeción a la Intendencia de Soria, y que por sí sola con todos los pueblos de Rioja forme una intendencia separada».

Otro momento relevante de esta historia es la creación en el año 1809 de la Real Junta de la Comisión de Armamento e Insurrección General de La Rioja, que ubicó su sede en Soto en Cameros. Una de tantas juntas militares surgidas en España durante la Guerra de la Independencia y que respondía a las confrontaciones con las autoridades de Burgos y Soria, de la que los guerrilleros riojanos se sentían alejados. Una unidad militar de nuestra región que fue finalmente disuelta en el año 1811.

En ese contexto cercano ya a la Junta de Santa Coloma, tuvo lugar otro acto significativo en la ermita de los Nogales de Villanueva de Cameros. Allí, un 15 de febrero del año 1811, se reunió la Junta superior de las provincias de Rioja y Álava para jurar las Cortes de Cádiz, unir fuerzas ante el ejército francés y reclamar instituciones propias. «Luego desfiló la tropa por delante del Comandante General y de la Junta, repitiendo diferentes aclamaciones y voces de alegría, entre las que se oían las de viva la unión de Rioja y Álava; y vivan los Cameros», recogía el periódico El Conciso de Cádiz. Un año más tarde, la convención de Santa Coloma sentó las bases definitivas de la provincia riojana, que nacería en el año 1822.

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