«El dinero será bien recibido, pero lo mejor es que han reconocido que llevábamos razón»

Ion y Elena Gidoiu son un matrimonio que un día desembarcó directamente en Logroño procedente de Rumanía en busca de un futuro más prometedor. Entonces en su país la situación era más complicada y aquí en España no les costó demasiado emprender una nueva vida. La suerte y la constancia estaban de su parte y no tardaron en encontrar sendos trabajos.

Vivían de alquiler en un piso en la capital riojana, hasta que un día, según relata Ion, Elena le animó a comprar un piso. La idea era quedarse en España y «ver cómo iban las cosas». ¿Por qué no? Estaban a gusto y tenían trabajo.

Así que un día acudieron a su banco porque necesitaban un préstamo para comprar el que después sería su hogar. En el Banco Santander les enseñaron pisos que eran propiedad de la entidad procedentes de embargos y después de meditar una decisión que iba a comprometer parte de sus nóminas durante décadas se decantaron por un piso bastante destartalado, tal como reconoce Ion.

El banco les concedió el préstamo hipotecario y el 5 de diciembre del 2012 acudían al notario para cerrar el acuerdo y firmar la escritura pública.

Años después, gracias a una información publicada en este diario, Ion explica que se enteró de que el Supremo había declarado nula la cláusula suelo y por tanto abría la vía a que todos aquellos que tenían esta disposición en sus contratos reclamasen lo pagado de más. Las posibilidades de éxito en la reclamación eran prácticamente del 100%, así que primero acudieron a su entidad financiera y ahí les recriminaron que no se hubiesen fijado en lo que firmaron. «Si para un español es difícil entender estos contratos, imagina para un extranjero», comenta. El siguiente paso fue llamar a las puertas del abogado Santiago Palacios, donde también trabaja Cristina López y ahí mismo les informaron de que además de la cláusula suelo, que la tenían fijada en el 2,75%, podían reclamar los gastos de formalización de la hipoteca. «Te dan un préstamo pero los gastos los tienes que pagar tú, en nuestro caso con lo que habíamos ahorrado trabajando en España», cuenta Ion.

El 15 de febrero pasado la demanda llegaba a los juzgados riojanos y el pasado 19 de mayo la justicia fallaba a su favor. Asegura que «lo de la cláusula suelo me lo esperaba, pero lo de los gastos no lo teníamos tan claro». Al final, aunque no saben cuándo cobrarán, comenta que será un dinero bien recibido, «pero lo mejor es que han reconocido que llevábamos razón».