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C.N.
Lunes, 24 de abril 2017, 23:55
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En el lado opuesto a los riojanos que no pueden pagar sus medicamentos, el barómetro sanitario también recoge otra cuestión sobre la que los farmacéuticos advertían hace unas semanas. Se trata de la acumulación de fármacos en los botiquines caseros. De hecho, de acuerdo con la mencionada encuesta, el 11% de los riojanos, es decir, más de 35.000, admite que guarda envases enteros de medicamentos recetados por su médico.
De todos los envases que se conservan en las casas, el 55,1% son medicamentos que recetan por adelantando para que no les falten, el 17,2% son envases que han dejado sin usar porque cambiaron el tratamiento y el 31,1% son fármacos que decidió no tomar.
En cuanto a la cantidad de cajas que acumulan los riojanos, el grueso de ellos (72,4%), es decir, más de 25.000 asegura que menos de cinco y 6.000 entre 5 y 10.
En el conjunto del país, más de 7 millones de españoles guarda envases de más en sus hogares, y más de la mitad de todas las cajas (52,9%) se corresponden con medicamentos que les han recetado por adelantado, el 31,6% son envases que se quedaron sin usar porque cambiaron el tratamiento y el 19,5% son aquellos que el paciente en cuestión decidió no tomar.
Precisamente, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de La Rioja presentaba hace unas semanas la campaña 'Pon al día tu botiquín' con la que las 156 oficinas de farmacia de esta región reparten material informativo y ofrecen la posibilidad de reservar una cita para revisar el botiquín de casa, «ver qué hay, qué debería haber y dar unas pautas de conservación óptima», aseguró entonces el presidente de la entidad colegial, Mario Domínguez.
En este sentido, insistió en que el medicamento «que ha valido una vez puede no ser válido para otra». Además, los fármacos tienen que guardarse «en sitios donde no estén sometidos a cambios de temperatura ni humedad, como puede ser un cajón discreto del salón o de una habitación». Un buen botiquín para tener en casa estaría compuesto de material para pequeñas curas, antitérmicos (para la fiebre), antipiréticos (también para la fiebre), antiinflamatorios (para el dolor e inflamación) para dolencias menores y «es interesante tener un producto contra los piojos, porque se pueden descubrir en la ducha a deshoras», aseguró Domínguez.
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