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José Luis Bermejo, cámara fotográfica en mano, y Tomás Santos posan juntos en los soportales de la logroñesa y simbólica plaza del Mercado.
José Luis y Tomás plantan cara al párkinson

José Luis y Tomás plantan cara al párkinson

Los exalcaldes de Logroño visibilizan su lucha contra la enfermedad neurodegenerativa desde la normalidad

Javier Campos

Miércoles, 12 de abril 2017, 17:05

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Muchas son las coincidencias que han marcado la vida de José Luis Bermejo y Tomás Santos a sus 69 y sus 66 años: ostentaron en su día el bastón de mando del Ayuntamiento de Logroño; Juanjo García Escudero fue el pintor que les inmortalizó para que 'colgasen' del salón municipal de retratos; y ambos salían y entraban -aún lo siguen haciendo- del mismo portal de Duquesa de la Victoria, pues la suegra del primero y el padre del segundo viven en el mismo bloque. La última casualidad, caprichos del destino, ha sido la enfermedad de Parkinson.

«Cuando alguien me viene y me dice que tiene párkinson le digo: 'pues bienvenido al club'», bromea José Luis Bermejo -alcalde por el PP del 1995 al 2000-, quien incluso se refiere a la enfermedad neurodegenerativa como su «primo inglés». Tal familiaridad no es de extrañar viniendo de alguien a quien se le detectó el mal a los 50 años mientras ocupaba la Alcaldía. «Entonces no se me notaba, aunque siendo diputado, cuando me tocaba intervenir en el Congreso, escondía el brazo tras el atril de la tribuna», confiesa.

Tomás Santos -alcalde por el PSOE del 2007 al 2011- ya había dejado la política cuando tuvo que hacer frente al diagnóstico. Fue en el 2014, aunque un tiempo antes el cuerpo le fue enviando señales. El ligero movimiento del brazo que alertó a Bermejo, en el caso de Santos fue también leve aunque en la pierna. «Llevaba tiempo que me notaba encorvado, cargado de hombros, y el empequeñecimiento de la letra fue lo siguiente», explica Santos en referencia a la 'microescritura', la disminución del tamaño de la grafía que está considerado uno de los síntomas.

José Luis Bermejo y Tomás Santos hablan por primera vez de forma pública de la enfermedad que padecen desde su condición de 'personalidades relevantes' y plantan cara al párkinson como, a su juicio, tendría que hacerlo cualquiera. Desde el optimismo. «Esperemos que esto sirva como llamamiento a la tranquilidad y a la normalidad de todas aquellas personas a las que, como a nosotros, les ha tocado. La vida no se acaba. La vida sigue y hay que seguir disfrutándola», lanzan su mensaje. Las últimas investigaciones apuntan, además, a la esperanza pese a que siguen sin conocerse las causas del mal ni cómo prevenirlo ni curarlo.

Ni se esconden ni lo ocultan. «No es algo que vayas pregonando, pero sí algo que comentas con naturalidad», dicen... aunque saben que a partir de hoy muchos de los que se les acercan por la calle les vendrán con el asunto. «Quizás al principio te dé algo de reparo, pero lo evidente no se puede disimular...», añade Bermejo. «Mi mujer no le dio importancia y me ayudó a relativizarlo», apostilla Santos.

La enfermedad de Parkinson está ahí y puede afectar a cualquiera. Acéptalo y no te amilanes, recomiendan ambos. No caigas en la depresión porque gran parte está en tu cabeza, coinciden. Y, sobre todo, no te quedes en casa y sal a la calle. Mantente lo más activo posible. José Luis y Tomás, ya con nietos, lo hacen y lo cierto es que no paran. De hecho, no dudaron en aceptar la invitación de Diario LA RIOJA para dar visibilidad a una enfermedad que padecen 1.200 riojanos, la segunda neurodegenerativa más frecuente sólo después del alzhéimer.

«No puedo jugar a baloncesto ni a balonmano, pero juego al mus, ¿qué problema hay?», sentencia el 'popular'. «¿Juegas al mus? Pues prepárate a perder», le suelta simpático el 'socialista'. El encuentro, en la logroñesa plaza del Mercado, desde donde ambos partían en su día con el pendón de la ciudad a dar los banderazos en la procesión de San Bernabé, tiene lugar coincidiendo con el Día Mundial del Parkinson, que se celebra también un día 11, aunque en el mes de abril. Bermejo se toma una clara y Santos, un cortado. «Cuando me preguntan que qué tal estoy respondo que bien si no entramos en detalles», vuelve a bromear José Luis. «Yo empecé con una pastilla y ahora me han subido a dos y lo cierto es que el tratamiento te lo controla bastante bien», cuenta Tomás. «Yo sigo con la misma dosis de siempre y lo ralentiza», responde su interlocutor, quien recuerda que en su día 'jugaba' a parar la temblorosa mano «cuando quería» volviendo a agitarse de inmediato. «Ya ves», coinciden divertidos.

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