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Un trabajador de una factoría de aceite de palma en Malasia, sobre una pila de frutos de los que se extrae el aceite. :: reuters
El peor aceite, el más usado

El peor aceite, el más usado

Crecen las voces contra el uso indiscriminado y abusivo del aceite de palma

Pablo Álvarez

Sábado, 15 de abril 2017, 19:40

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El mercado tiene enemigos periódicos. Hace unas semanas era la panga: supermercados, consumidores y autoridades declararon enemigo público número uno a este pescado asiático en una fiebre que parece haber remitido ya.

Pero ahora le toca al aceite de palma. El tema acaba de pasar por el Parlamento Europeo, grandes cadenas de supermercados se plantean ponerle coto, y expertos de todo tipo alertan sobre el peligro de un tipo de aceite que, hasta no hace demasiado, era un desconocido total para el consumidor de a pie.

La primera pregunta es, evidentemente, qué le pasa al aceite de palma. Y por qué debería preocuparnos.

El aceite de palma es «invisible». No lo verá usted en su supermercado en forma de botellas ni garrafas. Y, sin embargo, los expertos calculan que hasta la mitad de los alimentos procesados lo contienen: galletas, bollería industrial, patatas fritas, margarinas, helados... Está en casi cualquier sitio. Hasta hace no demasiado nadie lo sabía porque se permitía que en los ingredientes estuviera disfrazado como «aceite vegetal». Y claro, vegetal es, igual que el de oliva, por ejemplo.

Pero mientras que otros aceites tienen ácidos grasos insaturados, buenos para la salud, el aceite de palma (y otros similares, como el de coco) son ricos en algunos ácidos grasos saturados particularmente malos para la salud a largo plazo. El más evidente, el ácido palmítico, llamado así por motivos evidentes.

El aceite de palma genera además un problema medioambiental de primer orden relacionado también con otro uso muy importante: el de los biocombustibles. El aumento de la demanda mundial de aceite de palma se relaciona con la deforestación en muchas zonas tropicales. El Parlamento Europeo, por ejemplo, pedía esta semana que se incluyan salvaguardas ambientales y contra la explotación laboral en el aceite de palma que se exporte a la Unión Europea.

La dificultad

Si es tan poco saludable y presenta tantos problemas medioambientales, la pregunta parece evidente: ¿por qué se usa tanto? Pues porque tiene alguna propiedad muy interesante. La más importante: que a temperatura ambiente se mantiene sólido, o al menos semi-sólido. Así los alimentos tienen la untuosidad del aceite y una textura más suave, pero sin disolverse.

Una crema de cacao o una margarina que no llevaran aceite de palma se volverían líquidos en poco tiempo al sacarlos del frigorífico. Y cuando estuvieran en él, probablemente estarían tan duros que sería difícil untar una tostada con ellos.

¿Hay otros aceites con esas propiedades? La manteca animal, por ejemplo, y también otros aceites tropicales, pero son más caros. La sustitución es, pues, más que difícil, y directamente imposible a corto plazo.

¿Y qué puede hacer el consumidor, mientras? Pues diversificar los alimentos. Como en casi todo, el consumo moderado de productos con este aceite no debería dar problemas. Pero basar la dieta en ellos sí los causará.

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