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José Ignacio Ceniceros y María Martín, a su llegada a la sala de prensa del PP, ayer por la mañana. :: díaz uriel
Nocturnidad y alegría

Nocturnidad y alegría

La sucesora de Cuevas se enteró de su elección unas horas antes de hacerse pública; su jefe alabó de ella su «compromiso y entrega»

Jorge Alacid

Viernes, 7 de abril 2017, 08:37

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«Creo que os va a gustar», auguraba José Ignacio Ceniceros el miércoles a los periodistas convocados en los estudios de TVR. Concluía su entrevista en el espacio 'La lupa' cuando dejó caer, siempre enigmático, que para relevar a Carlos Cuevas había pensado en una mujer. En una mujer que a esa hora aún desconocía que sería la elegida: María Martín confesó que se enteró de su nombramiento ese mismo día, a última hora. Hubo nocturnidad y hubo alegría, según se desprendía de la sonrisa que iluminaba la cara de ambos. Así que de noche se lo comunicó Ceniceros a su nueva secretaria general y de buena mañana adelantó la noticia a su rival: Cuca Gamarra supo ayer por su presidente que otra mujer pasaba a convertirse en la persona de mayor responsabilidad en el PP desde que lo presidió Matilde Adarraga.

Concretamente, diez minutos antes de que diera comienzo la rueda de prensa se produjo esa conversación entre ganador y perdedora. Nada más trascendió de la charla, de modo que sigue pendiente de resolver qué cinco personas de la confianza de la alcaldesa se integrarán en el nuevo equipo de Ceniceros, una vez salvado el novedoso trámite que el presidente, a diferencia de lo anunciado en Riojafórum, desveló en TVR: que no aceptará lo primero que le proponga Gamarra. Esos cinco nombres deberán pasar por el tamiz del consenso.

Lo cual prefigura días tempestuosos en la sede del PP, donde se prevé otra ración de cambios: ayer, a preguntas de los periodistas, el presidente se reafirmó en su intención de promover el saneamiento de las cuentas, actualizar el censo (mediante la inclusión de quienes quisieron afiliarse allá en diciembre y la anterior dirección lo impidió) y renovar la política informativa, un particular sobre el que tampoco ofreció más pistas, salvo su advertencia de que el nombramiento de Martín había llegado «sin filtraciones». Y una sentencia añadida: «Cuando anuncio algo, lo cumplo».

No hubo más. Una comparecencia saldada a velocidad de vértigo, iniciada con el alud de elogios que Ceniceros derramó sobre su nueva mano derecha, de quien alabó su «entrega y compromiso». Capacidad de gestión, buen hacer, carácter abierto y dialogante... La catarata de alabanzas continuó unos minutos, antes de que tomara la palabra la recién nombrada e hiciera suyo el compromiso hecho público por su jefe: fomentar en el PP riojano una dirección más colegiada. De modo que Martín, por si le faltaba entretenimiento como consejera, tiene trabajo. Deberá presentarse el lunes ante la primera reunión del equipo Ceniceros con un doble cometido: designar a la nueva dirección y retirar su apoyo a la cúpula cesante. De paso, tiene que promover otros nombramientos en el grupo parlamentario. Ayer aceptó su elección recordando sus «difíciles» veinte meses en el Gobierno; los que se avecinan no parecen más sencillos.

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