Muchos nervios y pocas esperanzas

Como Alicia, otras 42 personas estaban convocadas ayer al primero de los exámenes de oposición que el Servicio Riojano de Salud desarrollará hasta el próximo 27 de mayo. Durante estos dos meses un total de 2.705 aspirantes se jugarán su futuro laboral, con la ilusión de lograr una de las 94 plazas que oferta la sanidad riojana correspondientes a 27 categorías profesionales.

Del grueso de citados, 43 se disputaban ayer el único puesto disponible en el área de análisis clínicos. Por eso, los nervios se sentían a flor de piel en los pasillos del CIBIR minutos antes de que a las cinco de la tarde empezara la prueba. «Resulta muy complicado conseguirlo porque entre la gente que hay y que en esta especialidad no sale casi nada», valoraba Alicia.

Y es que esta joven soriana tiene por meta regresar a su tierra, pero otras como María o Marta, naturales de Zaragoza, admitían que les da igual dónde recalar con tal de acceder a un empleo. Curiosamente, muchos de los que esperaban en el vestíbulo del CIBIR procedían de Aragón.

Así, María y Marta lo mismo participaban ayer en la convocatoria en La Rioja que consultan las de Cataluña o incluso Canarias. «Análisis clínicos está peor que otras especialidades. No hay trabajo en ninguna parte de España», lamentó María. Mientras tanto, tiran de los empleos ocasionales que les van saliendo y viven pendientes de las vacantes o de posibles contratos. «No tenemos muchas expectativas, pero acudimos por ver cómo es la oposición, por coger experiencia y para que nos sirva como entrenamiento para las de otras comunidades», indicó Marta.

Criticaron que, a raíz de la anulación por parte del Tribunal Supremo de la fusión de las especialidades de análisis clínico y bioquímica clínica, «hay autonomías que presentan listas separadas», por lo que aún se reducen más sus posibilidades. En La Rioja podían concurrir los profesionales de ambas a la prueba de ayer.

Rosa, de Logroño, también lo veía «muy difícil». Sencillamente, espera que en la región no vuelvan a tardar «diez años o más» en convocar nuevos puestos en este área.