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Belén Martínez-Zaporta
Viernes, 24 de marzo 2017, 18:06
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No habían decidido cambiarse de compañía de la luz. Aurora San Juan y su marido habían recibido la visita de algún comercial en los meses anteriores, pero su respuesta ante la petición de que les entregaran una de las facturas para hacer unos trámites fue "no".
Fueron precavidos, no les gustó la idea de entregar un papel con sus datos. Pero a pesar de ello, no pudieron evitar ser parte de las víctimas riojanas de un delito de estafa masiva en la que se han realizado 50 contratos fraudulentos en varias compañías eléctricas y de gas.
Aurora, vecina de un bloque de pisos de la calle Pedregales de Logroño, recibió un día una carta de Iberdrola. Al sacarla del buzón le avisaban de que habían tramitado la baja de su contrato. "Al principio pensé que era un error, pero habían firmado como mi marido y yo", recuerda.
"Me quedé muy sorprendida, sabía que ninguno de los dos habíamos tramitado nada y desde la compañía me indicaban que él o yo teníamos que haber dado la orden de baja", explica. "Pregunté a Iberdrola con quién se suponía que teníamos en nuevo contrato y me dijeron que no podían darme esa información", añade.
Ya en esta inesperada situación decidió "indagar" con quién tenía su nuevo contrato. Cuando contó a una de sus vecinas lo que había sucedido le comentó que "a ella le había pasado lo mismo", no eran los únicos en esta casa de Logroño. "Otro de los afectados era un hombre mayor que se había marchado a vivir a una residencia", apunta.
Una empresa navarra
Las dos amigas llamaron a 'su nueva compañía de la luz'. Era una pequeña empresa, "ni siquiera recuerdo el nombre, creo que era navarra", dice. Allí comprobaron que tanto Aurora como su vecina habían sido de alta con el mismo nombre, sus direcciones eran las correctas, pero el que figuraba no era su número de cuenta.
Lo siguiente fue "ir a denunciarlo a la policía". "Pusimos la denuncia y nos explicaron que todo indicaba que habían robado la información -las cartas- del buzón". "Me encontré con esto cuando vine de vacaciones, así que creo que fue así", reflexiona Aurora.
"Desde la compañía con la que no habíamos contratado nada, nos pidieron perdón, nos dijeron que iban a investigarlo y finalmente no tuvimos que pagarles nada", explica. "El problema podía haber sido que nos cortaran la luz. Reaccionamos rápido y no se llegó a ese punto, porque volver a realizar los trámites correspondientes sí nos hubieran costado dinero", apunta sobre la resolución de este asunto en el que ni Aurora ni su marido habían tenido nada que ver.
Los hechos ocurrieron alrededor de octubre, asegura que "no había vuelto a pensar en ello" hasta que ha visto el artículo en "larioja.com esta mañana".
"Lo peor es el desconcierto que te causa algo así, el tiempo que perdimos en hacer trámites porque tuvimos que volver a darnos de alta". Ahora piensa que "esto podría repetirse con otros servicios como el teléfono, el gas..."
"Quizá haya gente que tenga el piso vacío y ni siquiera se haya enterado si le han cortado la luz", concluye. Podría haber más casos.
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