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Epifanio Martínez, junto a su furgoneta. .
«Si ahora me retirasen el carné me quitarían media vida, cojo el coche a diario»

«Si ahora me retirasen el carné me quitarían media vida, cojo el coche a diario»

conductor de 84 años

María Félez

Martes, 14 de marzo 2017, 20:40

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Coge el coche a diario: para bajar a la huerta o para ir a realizar compras a Calahorra o a Logroño. Epifanio Martínez es una de esas personas a las que es casi imposible adivinar la edad. A sus 84 años reconoce: «No me da miedo la carretera y aunque he perdido alguna facultad me siento cómodo y suelto al volante». Su hijo lo atestigua y su expediente de tráfico también: ni una multa y ningún accidente. «Bueno una vez me caí a un ribazo pero sin consecuencias ni para mí ni para el coche», nos cuenta. Eso sí, de noche ya no lo coge nunca. Ni siquiera por las tardes. «Salgo sólo por la mañana, por la tarde me quedo en casa viendo la película de vaqueros», relata.

Aún recuerda como si fuese ayer cuando se sacó el carné de conducir. Allá por 1964. «Aún no tenía coche ni intención de comprarlo pero vinieron a hacer los exámenes a Alcanadre y pensé que podía ser una buena idea», rememora. Entonces no había coches en Alcanadre, ni siquiera había aún tractores, «todo se hacía con los animales», explica. Se presentaron unas 30 personas al examen, entre ellas algunas mujeres. «Recuerdo que me enseñaron una cartulina azul con una T. Yo no había visto esa señal nunca pero me imaginé que era de un taxi. El examen era oral, no como ahora», dice. Aprobó después de pasar un examen práctico que consistía en aparcar entre dos pivotes en el patio de pelota del municipio. Le costó dos mil pesetas y lo pudo pagar en dos plazos. «Era mucho dinero por aquel entonces», reconoce.

Después de 52 años de experiencia al volante, Epifanio sigue cogiendo a diario el coche para bajar a la huerta. Nunca demasiado lejos. «Creo que lo más lejos que he ido en toda mi vida fue al Monasterio de Piedra una vez, luego pasamos por Zaragoza». Antes eran constantes sus viajes a Logroño, ahora los reduce al máximo, «no por la carretera sino porque luego es imposible encontrar aparcamiento», puntualiza.

Se encuentra suelto al volante y reconoce: «Si ahora me quitasen el carné me quitarían media vida porque lo utilizo sobre todo para ir a la huerta y andando está demasiado lejos». Allí es donde más se entretiene.

En el mes de julio se tendrá que renovar de nuevo el carné de conducir. «La última vez me lo dieron para dos años porque me dijeron que había pasado muy bien las pruebas», cuenta. En julio volverá a intentarlo porque se encuentra en plenas capacidades para seguir conduciendo.

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