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Un ritual a esquivar

Un ritual a esquivar

Las orugas, recubiertas de filamentos venenosos, han iniciado ya su habitual peregrinar desde los nidos de los árboles hacia tierra

Roberto G. Lastra

Viernes, 10 de marzo 2017, 22:22

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La suavidad del invierno y las inusuales altas temperaturas de las últimas semanas han adelantado la salida de los nidos de la oruga de la procesionaria del pino, que ha iniciado ya su peregrinar desde los árboles al suelo para enterrarse hasta eclosionar como mariposa. Un ritual hipnótico, pero plagado de riesgos para la salud humana y, sobre todo, canina. De ahí que los expertos aconsejen extremar las precauciones con los niños y las mascotas, cuya curiosidad innata les convierte en objetivos habituales del temible contacto con este lepidóptero.

Síntomas y tratamiento

  • lo que debes saber

  • En los humanos

  • Sintomatología Reacciones cutáneas picor, enrojecimiento, habones.... A veces se puede producir conjuntivitis y afecciones en las vías respiratorias.

  • Tratamiento Lavar con agua y, bajo prescripción médica, antihistamínicos y corticoides.

  • En las mascotas

  • Síntomas Nerviosismo, actos de deglución rápidos, hipersalivación, inflamación de la lengua y de las zonas periféricas, cianosis (lengua azul)...

  • Cómo actuar Lavar la zona sin frotar con agua caliente (o vinagre y agua y jabón) y acudir de inmediato a un veterinario.

El peligro no reside en la oruga como tal, sino en los miles de filamentos anaranjados -unos 500.000- que recubren su cuerpo, dardos venenosos y extremadamente urticantes, cuyo contacto (directo o por su presencia en el aire) provocan en los humanos afecciones cutáneas -picor, hinchazón, habones...- no graves, pero sí muy molestas.

No es el caso de los perros, cuyo encuentro con esta especie puede ser mortal. De hecho, las clínicas veterinarias de la región acumulan ya un puñado de urgencias, según explica el presidente del Colegio Oficial de Veterinarios. «Efectivamente, este año se ha vuelto a adelantar por las temperaturas cálidas y se han empezado ya a ver los primeros cuadros de patologías», resume Julián Somalo.

Consejos

Tras destacar que «el consejo primordial en esta época es evitar salir con los perros, también añadiría que con niños, en las zonas donde veamos que hay nidos u orugas», el experto alerta de que «en el caso de producirse la emergencia, lo ideal es lavar la zona, sin frotar, con abundante agua caliente, porque ésta desactiva la toxina. A continuación, hay que acudir al veterinario más cercano porque al cabo de una hora comienzan a presentarse cuadros anafilácticos que pueden ser mortales».

Síntomas

Para ello da una serie de pistas sintomatológicas: «El animal presenta nerviosismo, actos de deglución rápidos, se toca la boca con las patas, hipersaliva... y en pocos minutos desarrolla glositis y estomatitis, es decir, inflamación de la lengua y de las zonas periféricas, incluido el cuello. Es un cuadro que se desarrolla muy rápidamente y al cabo de una hora empieza a sufrir las consecuencias de un dificultoso retorno venoso y se produce la cianosis (lengua azu)l».

En las personas

Los riesgos suelen ser menores para las personas, según asevera Teófilo Lobera, jefe de Alergología del San Pedro. «Habitualmente las reacciones son locales, de tipo urticarial, con picor, habones, pápulas, enrojecimiento... es un cuadro, además, que suele ser muy persistente; y en el caso de los niños más exagerado. Además, las partículas sueltas de los pelillos pueden impregnar muchas zonas de la piel expuestas como rostro, orejas, cuello, brazos... con lo que la reacción es más generalizada y el proceso reviste más importancia por la intensidad de los síntomas», añade Lobera, quien aclara que una sobreexposición «puede afectar también a mucosas, ojos e, incluso, si hay inhalación, a las vías respiratorias».

Lucha de control

Frente a la presencia de esta plaga la actuación de la administración pública es constante. «Nosotros este año hemos adelantado los tratamientos unos 15 días. Hace como dos semanas se dispararon unos mil balines con insecticida para eliminar los bolsones que están a más altitud y a los que no se llega con las pértigas», avanza Jesús Ruiz Tutor, concejal de Medio Ambiente de Logroño.

A la vez, los técnicos municipales han colocado ya collarines con bolsas con tierra alrededor de los troncos de los árboles donde se ha detectado la presencia de orugas, que, al descender del árbol quedarán capturadas en la trampa. En mayo se instalarán, además, las bolsas-trampa con feromona sexual sintética para atrapar a los machos e impedir la fecundación de las hembras. Con habitual incidencia en los parques de La Grajera, de los Enamorados y el del Horcajo, en Yagüe, Ruiz Tutor defiende que «es una plaga que está razonablemente bien controlada y que no es grave».

En la misma tesis coincide Miguel Urbiola, director general de Medio Natural, quien señala que «si hablamos del monte, no es una preocupación especial en La Rioja desde el punto de vista de Medio Natural, ya que hay menor incidencia que en otras zonas de España, aunque en el valle del Ebro la procesionaria sí provoca casos puntuales de debilitamiento de pinares». Sin embargo, Medio Natural sí desarrolla una batería de actuaciones en las áreas recreativas o de ocio de su competencia. «Colocamos cajas nido para que se instalen aves insectívoras, sus depredadores naturales; también atacamos el problema, a lo largo del verano, mediante bolsas con feromonas; y utilizamos la lucha biológica, jamás con productos químicos, lanzando el producto con un atomizador desde tractores o todoterrenos», remacha Urbiola.

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