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A. GIL
Sábado, 25 de febrero 2017, 23:59
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El doctor Ramón Estruch es el codirector del congreso Wine & Health (Vino y Salud) que el jueves y viernes acogió Riojafórum con la participación de 200 expertos de todo el mundo para poner en común los últimos avances de la investigación médica sobre el vino. Organizado por Fivin, la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición, el Congreso concluyó, sin ningún genero de dudas, que el consumo moderado de vino es beneficioso para la salud hasta el punto de aseverar, con el respaldo de la comunidad científica, que «los consumidores moderados de vino tienen un riesgo el 25% inferior de fallecer que los abstemios y que los bebedores excesivos».
- ¿Hasta dónde ha llegado la investigación desde aquella 'paradoja francesa'?
- La esencia sigue siendo la misma. La paradoja francesa concluía que un país como Francia, con una dieta de alta cantidad de grasas y derivados lácteos, como quesos y mantequillas, tiene una incidencia de infartos semejante a España o Italia, mientras que otros países con altas cantidades de grasas en su dietas tienen incidencias más altas. Con un modelo matemático se concluyó que era debido al consumo moderado de vino, pero un estudio de calidad científica 'baja'. Desde entonces, se nos exige a los científicos trabajos mucho mejor diseñados y evaluados para llegar a conclusiones finales y de hecho es lo que hemos hecho hasta el punto de que podemos hacer recomendaciones personalizadas.
- ¿A los pacientes para que beban vino?
- Sin duda. El vino tiene un efecto muy potente en la protección cardiovascular. De hecho, el 25% del efecto protector de la dieta mediterránea se debe al vino. Ahora bien, no puede estudiarse médicamente por sí solo. Debe incluirse dentro de un patrón saludable como la dieta mediterránea, un estilo de vida saludable, no sedentario, y de compartir la felicidad con amigos y familia. En esas estamos en Fivin.
- El efecto cardiovascular fue la primera evidencia, pero también se constatan ya efectos sobre la diabetes, las enfermedades neurológicas...
- Así es. El campo de trabajo es enorme. Con una población cada vez más longeva aparece el deterioro cognitivo y hay bastantes evidencias de que el vino protege también, por ejemplo, contra el alzhéimer. La duda en este aspecto es que hablamos de personas mayores y, si bien de forma general se recomiendan entre dos y tres copas de vino al día para varones y entre una y dos para la mujer, para personas a partir de 60 años, con un metabolismo diferente y que habitualmente toman medicación, la 'dosis' debe ser un poco menor. En cuanto a la diabetes, es una enfermedad relacionada con al oxidación y la inflamación y el vino tiene efectos antioxidantes y antiinflamatorios, por lo que se está trabajando mucho ese campo.
- El mito de que el vino engorda también se ha roto...
- Depende, como todo, de la cantidad de consumo. Ya hay estudios sobre animales y humanos que demuestran que, dentro de un patrón de dieta saludable, el vino no engorda. Es decir, si alguien quiere perder peso no tiene por qué renunciar a una copa de vino. Para la dieta, hay que reducir el tamaño del plato pero no los componentes del plato.
- ¿Con el cáncer la cosa es más complicada?
- Es uno de los temas pendientes de más investigación y así lo vimos en el Congreso de Logroño. El punto de partida es el estudio Predimet (Prevención con Dieta Mediterránea) que, tras una amplia investigación nutricional con 7.750 sujetos, concluyó entre otras cosas que un patrón de dieta mediterránea tradicional, con vino incluido, tiene un efecto protector contra la mortalidad por cáncer. El problema es que sabemos científicamente que hay cánceres que se relacionan directamente con el consumo de alcohol, pero también muchos estudios tienen un poco de 'trampa'. Es decir, parten de dosis muy altas de alcohol y eso no es dieta mediterránea. No todos los cánceres son iguales pero, sí, nos hace mucha falta más investigación en ese sentido.
- Parece que hablamos de un producto milagro...
- Ni mucho menos. La clave está en el consumo moderado. El exceso es perjudicial para todo. Desde el punto científico, el reto es demostrar que algunos polifenoles del vino juegan un papel determinante en la protección y prevención de enfermedades. El reto de la industria a partir de ahí sería elaborar vinos con determinados perfiles que los potencien para mejorar la salud.
- La gran lucha de Fivin es el reconocimiento del vino con un alimento y no como una bebida alcohólica ante las administraciones sanitarias. ¿Es una quimera?
- Va a costar mucho. Soy miembro de la Comisión del Ministerio de Sanidad y a la Administración sanitaria le gusta el riesgo cero. Riesgo cero es 'no salir de casa'. Descartan recomendar algo, aunque sea bueno para la población sana, cuando hay otra población que, por ejemplo, se medica regularmente. Personalmente, siempre he pensado que si somos adultos para elegir presidente del Gobierno deberíamos serlo para saber lo que consumimos. Gracias al estudio Predimet, la dieta mediterránea ha subido hasta el primer escalón como protectora contra enfermedades crónicas y el vino es muy importante. El mejor compañero del vino es ese paraguas de ser un componente básico de una dieta saludable, sobre todo para protegerse ante potenciales 'agresiones' de políticos que quieren minimizar riesgos.
- ¿Se llegará a 'recetar' un vinito en los hospitales?
- La conclusión unánime sobre este asunto es que la recomendación de consumo se decide por interacción entre paciente y médico. En primer lugar, el consumidor no tiene por qué estar enfermo para tomar vino y, en segundo, hay que evitar situaciones de riesgo. Si los padres de una persona son alcohólicos, si él lo ha sido, si toma determinada medicación, si la mujer está embarazada... jamás un médico le recomendará consumir vino. El consejo siempre debe ser personal. Yo lo haga a diario en la consulta, como una gran multitud de médicos. En la práctica clínica, sobre todo a los enfermos cardiovasculares se les recomienda el consumo moderado, pero, lógicamente, no se exige. Ahora bien, cuando te preguntan si pueden beber una copa de vino es difícil que un médico niegue a un paciente ese efecto protector cardiovascular.
- El marketing del vino se centra en la tradición, en la sostenibilidad, en las barricas. ¿Por qué no este 'filón' saludable?
- Se acaba de poner en marcha la Interprofesional del Vino de España, con fondos para poder divulgar todos estos estudios, y creo que estos va a resolver ese asunto. Faltaba esa herramienta pero ya la tenemos.
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